Corrí lo más rápido que pude y le rogué a Dios porque no me permitiera soltar a Molly. No entendí como mis extremidades continuaron respondiendo a pesar de que mi cuerpo parecía moverse por si solo, mientras mi mente estaba completamente apagada y lejos de ese lugar. Atravesé la puerta principal de la gran casa a toda velocidad y la cerre a mis espaldas. Dejé a Molly en el suelo y ella corrió hacía la sala. Sentí a mi corazón bombear sangre tan rápido a todo mi cuerpo que pensé que me iba a dar un ataque. Deslicé la mano al lugar donde él me había tocado, todavía podía sentir un leve hormigueo y sonreí ante eso. Esperaba que no viniera a buscar explicaciones, aunque verlo, que me tocara, aunque fuese solo por un acto al azar, había despertado muchas sensaciones en mí.
Era tan hermoso. Ninguna foto o video le hacía justicia y había hecho palidecer cualquier imagen que mi imaginación había sido capaz de proyectar. Me recargué sobre la puerta y sonreí. En cierta forma, no sabría decir si era por la adrenalina que sentía recorriéndome de arriba abajo o si era porque se trataba de Louis pero me sentía extasiada…incluso hasta feliz.
Cuando por fin decidí salir de mi letargo noté un leve temblor en mis piernas y en mis manos. Respiré hondo para poder calmarme y me acerqué a buscar a Molly. La vi en la gran sala mirando atentamente la television negra que estaba empotrada en una de las paredes blancas. Me acerqué a ella y acaricié su sedoso cabello.
-¿Te causó problemas?- preguntó Jennifer con una afable sonrisa apareciendo por la entrada con su movil todavía en la mano.
-No, no…para nada.-mentí.
-Tu padre acaba de llamar, dijo que irían a tu antigua escuela para solucionar unos problemas y luego al nuevo instituto…seguro te gustará nena.
No sabía que pensar de Jennifer, a primera vista parecía amable y dulce. No tenía nada que ver con la bruja malvada que yo pensaba que era, o que toda mi adolescencia me había empeñado en creer. Esa, que se había ‘robado’ a mi padre, esa mala mujer, aparentemente no existía. Era como una madre en muchos aspectos, y no parecía falsa. Me agradaba.
-Espero…-murmuré e hice un mohín.
-¿Puedo preguntarte algo? Si quiere respondes, sino no es necesario…-soltó como quien no quiere la cosa, y yo solo asentí.-¿Que te pasó en el otro instituto? Tuvo que ser algo muy grave para que decidieras cambiar tanto tu vida.-parecía apenada de preguntarlo, su expresión me hizo ver que estaba interesada, no era solo curiosidad.
-Solo digamos que la gente allí era muy mala y me odiaba.-dije evadiendo su mirada y ella captó la indirecta. Era muy pronto para hablar de eso, hacía un par de horas que la conocía, y si bien parecía una buena mujer, no estaba lista para que ella supiera todo de mí. El tema no se terminaría solo por decirle que en la última oportunidad me convirtieron en un jardín humano, ella seguiría indagando hasta saber la razón, y la causa era una persona que estaba cerca, y que ni siquiera me conocía, pero que aún así yo amaba.
-Está bien cariño.-otra vez mostró sus blancos dientes en una bella sonrisa.-Cuando estés lista para hablar podemos hacerlo. No quiero que pienses que soy una madrastra malvada.
-No lo eres Jennifer.-dije y le sonreí levemente.
-¿Tienes hambre?
-Sí algo…-susurré tímida y ella me dirigió a la gran cocina.
Todo parecía grande y hermoso en esa casa. No era exagerado sino más bien, hogareño. No se parecía en nada a donde yo había vivido y eso, por alguna extraña razón, me hacía sentir segura y bien.
Jennifer sacó galletas de uno de los muebles y me las ofreció. Accedí gustosa, la emoción de hacía un momento había despertado mi apetito. Las devoré en segundos, y luego me di cuenta de que me sentiría completamente culpable por haber comido eso y de esa forma. Sacudí mi cabeza mientras volvía con Molly a la sala. Una hora después David llegó para llevarme, por última vez, al infierno que me había hecho padecer tantas desdichas. Iba a despedirme y juro que no estaba nada preparada por eso.
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Obsesion (Louis Tomlinson)
Fiksi PenggemarSu imagen inundaba mi mente de una forma que no podía explicar. Era en lo único que pensaba, todo el tiempo...no podía dejar de fantasear con él. En cómo sería tocarlo, besarlo. En cómo sería sentir su aroma, sus brazos en mi cuerpo. Pero eso era im...