CAPÍTULO 60

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Esperé hasta qué la madrugada llegará para poder ir por el pequeño. Estaba decidida me escapare lo más rápido posible antes de qué  alguien me descubra.

—Bien, lo haré— suspire.

Me desconecte los aparatos qué tenía, busque en la maleta algo de ropa para mi pero no encontré nada. Tocaba irme con la bata del hospital.

Abri cuidadosamente la puerta, intentando  hacer el menos ruido posible.

Caminé hacía los cuneros dónde se encontraba mi bebé.

Entré con delicadeza ya qué muchos bebés dormían.

—¿Dónde estás hijo?— susurre.

Me encontré con mi pequeño niño, igual a Kai inconfundible claro.

Lo tomé entré mis brazos con cuidado para no despertarlo ya qué haría un escandalo.

Lo cubri con una sábana qué encontre justo ahí.

—Mi cielo nos iremos lejos de aquí te prometo qué tendrás una vida normal lo juró, aunque no esté contigo a tu lado. Siempre te amaré—

Dicho esto salí con mi bebé en brazos. Recorrí un gran pasillo de hospital hasta de nuevo llegar a mi habitación.
En ella una gran ventana me dio una idea.

—Saltaremos por aqui—.

Sujete muy bien al bebé y salte por la ventana. Claramente era obvio qué me lastimaria, pero mi bebé está sano y salvo.

—Perdóname hijo—. Comenzó a llorar desesperadamente.

¿Qué tipo de madre saca a su hijo recién nacido en la madrugada en medio del frío y el peligro?. Sólo tu Audrey. Sólo tu.

Me había lastimado el tobillo no podía caminar del todo rápido. Me aleje un poco del hospital llegando a un parque.

—Hace mucho frío para ti bebé. ¿Qué voy hacer?—

El bebé no paraba de llorar claro tiene frío y hambre soy un asco de madre.

—Señora ¿está bien?— Pregunto un oficial de policía.

—Si todo está bien—

Me miró algo extraño por la bata del hospital de seguro.

—¿No necesita ayuda?— volvió a preguntar.

—Sabe qué, si necesito ayuda ¿podría llevarme a mi casa?—

—Si claro pero ¿por qué usa traje de hospital?—

—No importa eso. Le contaré pero ayúdeme—

—Está bien vamos—

Se qué está mal subirme a un auto de desconocidos pero no tenía otra opción, es escapar a como de lugar.

—¿A donde la llevo?—

—Piedras de montaña—

Miró por el retrovisor.

—¿Su bebé ocupa algo?—

—No tengo idea, tal vez tenga frío—

Lo abraze.

—Espere, tomé esto quiza pueda ayudarla—

—Se lo agradezco—.

Arrope a mi bebe con una manta qué me había dado. Dejo llorar un poco.

—Si era frío— reí.

—Es demasiado pequeño—

—Acaba de nacer—

The Perfect Crime// Kai Anderson. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora