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Con solo la luz de la cocina encendida esa noche, Akita mirando preocupada y consternada a Katasuke. Ambos sentados cerca de la mesa de la cocina, mantenían un semblante de el miedo y la incertidumbre era palpable. La castaña inhalo y exhalo fuerte tiempo después, no queriendo realmente creer en lo que su amado le estaba diciendo en esa medianoche. 

—  ¿Esta seguro?

 — Sai-san me dijo que vio a alguien extraño mientras patrullaba anoche — Katasuke movió sus manos nervioso—. No pudo verle el rostro, así que puede a ver sido un simple sujeto pasando cerca de la residencia — rasco su nuca.

Akita mordía su pulgar, esperando otra respuesta mas factible o alentadora. 

— No podemos confiarnos — junto sus manos para apretarlas —. A Sumire le esta haciendo bien estar aquí — recordó las sonrisa de la chica mientras comía pizza y helado con sus dos nuevas amigas hace dos días, así como cada vez abriéndose mas a ella. Estaba volviendo confiar en las personas, en el mundo—. No quiero pierda ese avance que ha tenido. 

Katasuke noto el rostro afligido de su amada y tomo una de sus manos queriendo transmitirle fuerzas, la castaña le agradeció con su mirada ante sus siempre cálidos gestos en los momentos mas oportunos. Lo necesitaba.   

— Le pedí a Sai-san mas precaución — la miro serio, dándole su palabra que fue así—. El me prometió que estaría aun mas pendiente, y si ve la cosa mas rara, me recomendó ponerle un guardaespaldas a Sumire.   

— Esperemos que no — suspiro —. Seria incomodo para Sumire teniendo algo como un guardaespaldas, ademas que eso la hará volver a temer — frunció los labios —. Mantengamos esto en secreto por el momento, Katasuke.

El hombro asintió estando mas que de acuerdo y prosiguió a darle un fuerte abrazo para aliviarle un poco mas la angustia esa medianoche, y ella le correspondió enseguida rodeándolo con los suyos para reconfortarlo  de igual manera. 

...

Sumire avanzaba lo mas rápido que podía por las calles, ese día no iba acompañada por sus amigas al quedarse en sus respectivos clubes, los cuales no pertenecía ninguno al ingresar casi finalizando su año escolar y preparatoria. 

Sostenía su bolso arriba de su cabeza tratando de protegerse un poco de la gruesas gotas de lluvia. Fue cuando miro el techo de una entrada a un edificio, este tenia pocas personas resguardándose de la lluvia y decidió avanzar hacia ella lo mas rápido para hacer lo mismo. Una vez debajo, se mantuvo observando la lluvia esperando a que cesara. 

De momento  alzo su mano, mojandola un poco, y para ella era inevitable no mirarla hipnotizada. Porque realmente lo que quería hacer es correr, bailar y saltar bajo ella, como niña pequeña haciendo travesuras y quien amaba la lluvia. Llevo una mano a su pecho sintiéndose oprimida, y sus ojos descendieron mirando hacia el suelo con tristeza. 

— Era algo intimo que compartíamos, no es así madre —  susurra apenas audible. 

— ¿Sumi...re?

Se tenso al escuchar esa varonil voz, medio giro en sus talones hacia donde la había sentido. Sus ojos se abrieron un poco al  dar definitivamente con Boruto en la puerta de aquel edificio, donde parecía ir de salida con aquella gorra y bolso de lado ¿el vivía ahí? ¿por eso no lo veía a menudo en la casa vecina?  Parpadeo y tembló al verlo esbozar una sonrisa amable hacia su persona.

— Mira encontrarte aquí — avanzo hacia ella con tal confianza, como si la conociera de siempre—. ¿Como estas? ¿te proteges de la lluvia cierto?  —  cuando Sumire lo vio directo a sus ojos no pudo evitar recordar aquella cara llena preocupación, el día en que lo vio pasar por afuera de la pizzeria. 

Breathe [Boruto x Sumire]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora