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Un nuevo día, un nuevo viaje.

Partimos para la fiesta de Chanel. La Playa Paloma está muy lejos, digamos que hacemos nueve horas en auto, pero vale la pena. Es privada y ahí se dice que va la gente más exclusiva de todo el mundo. Partimos desde las siete de la mañana, sólo por llegar más temprano allá. Estaba muy nerviosa, se que posiblemente nuestros ex novios estarán ahí y eso es igual a problemas. Entre Benjamín y yo pensamos en sólo ir y quedarnos la primera noche, para después regresarnos a París poniendo un pretexto de nuestros trabajos.

–           ¿Estas nerviosa? – me miró de reojo.

–           Un poco amor – aclaré mi garganta – se que tendremos problemas cuando lleguemos.

–            Lo sé, pero ya hemos lidiado más de tres años con esto amor, podemos con todo lo que se nos venga. – reí.

–           Tienes razón.

Hicimos unas cuentas paradas en algunos lugares para estirar nuestro cuerpo, estar nueve horas seguidas en un auto no es muy bueno. Después retomamos el camino a Playa Paloma. Les confesaré que yo me dormí un ratito, ya que la noche anterior no había podido dormir nada pensando en lo que pasará en este viaje. Se que ya los hemos enfrentado antes, pero hay algo que se llama tolerancia y esa yo ya no la tengo.

En un abrir y cerrar se ojos ya nos encontrábamos en Playa Paloma. El lugar es muy bonito, al fin y al cabo el Internet y la televisión tenían razón acerca de está zona. Se veía muy elegante y exclusiva. Jamás había tenido la oportunidad de venir, Benjamín y yo estamos muy ocupados en nuestros trabajos que apenas podemos viajar y quedarnos unos cuantos días.

–          Wow, es muy hermoso. – miraba maravillada del paisaje.

–           Nos quedaremos en un Hotel.

–           ¿Un hotel? Pensé que nos quedariamos en casa de mi tía.– comenté confundida.

–           Si vamos a casa de tu tía y no está Mateo ni Erina nos quedamos, pero si están...

–           Nos quedamos en el hotel. –terminé por el y eso era un buen plan.

–           Exacto amor. – Otra media hora de camino para la casa de mi tía, que en si, no se me hizo tan largo el camino. A los pocos minutos habíamos llegado a su casa. Vimos unos cuantos autos afuera y si, reconocí el auto de Mateo.

–           Ay no – me queje, Benjamín se tensó.

–           No te preocupes amor, no saques tus cosas del maletero. – me miró – Así les decimos que las cosas las dejamos en el hotel.

–           Esta bien amor. – Respire hondo y antes de salir del auto tome los regalos de Chanel. Benjamín tomó mi mano, nos acercamos y tocó el timbre de la casa. Apoye mi cabeza en su brazo mientras movía el pie nerviosa ¿Qué pasa si todo sale mal? Y como dios me odia tanto quien nos abrió la puerta fue la mismísima Erina Curie.

–          Oh ya llegaron – sonrió, aunque esa sonrisa fue super falsa –Hola Benjamín, estas más guapo que nunca. – Esta estúpida estaba coqueteandole a mi esposo.

–           Si, está siempre muy guapo, pero que te quedé claro que es MI esposo. – sonreí con malicia.

–           Ah, había olvidado tu presencia Athona. – rodó los ojos.

Nosotros contra el mundo (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora