31

783 58 0
                                    

(Athena)

–           ¿Cómo crees que la gente tome la noticia de que estas con vida?– me preguntó. Vladik dijo que aún faltaba un poco de recorrido para llegar a la ciudad.

–           Sinceramente no lo sé. Tal vez muchas personas dirán que lo hice para que mis colecciones de ropa se vendieran más rápido o otros realmente creerán mi historia. – pensé en todas las posibilidades –Joder, ¿Sabes que? no me importa la opinión de la gente.

Mentira, tal vez está vez si me importaba, sólo un poco.

–           Me imagino que para tu esposo será una sorpresa.– mostró una cálida sonrisa.

–           Yo espero no llevarme una sorpresa.– hice una mueca.

–           ¿A qué te refieres?

–           Tengo miedo de quedarme mucho tiempo aquí en Rusia y que el...– tragué duro – ...ya tenga a una mujer a su lado.

–           Por favor, yo lo dudo mucho.– frunció el ceño – No se cuanto tiempo haya pasado desde aquella noticia...

–           Ya han pasado cuatro meses.– murmure.

–           Ok, cuatro meses es buena señal. Ahora dudo que te quedes en Rusia durante dos años o más. – volteé a verlo – Piensa positivo, tampoco creas que él te cambiaría por otra mujer.

–           Tienes razón, pero igual no se que pueda pasar.– Suspiré – Aún no tengo la tranquilidad de decir que estamos a salvo de Bruno.

–           ¿Cuál es el plan?

–           El plan es no ser atrapada de nuevo, ni siquiera que me reconozcan, ni siquiera a las chicas. Tal vez hasta vuelva a cambiar mi apariencia por si las dudas.

–           Mi madre tiene una boutique– presté atención – No es como las que tienes tu, pero creo que serías una excelente ayudante y mi mamá te aceptará con gusto.

–           ¿Tu crees? – el asintió –Muchísimas gracias por todo lo que estas haciendo por nosotras.

–           No hay porque – me sonrió.

Y sin darme cuenta mis ojos se iban cerrando poco a poco.

.

.

.


(Benjamín)

Llegamos al club. Las chicas ya se encontraban cambiadas y preparadas para jugar. No entiendo porque carajos quieren jugar Golf cuando es de noche. En mi opinión no me siento cómodo, aunque todo el campo está iluminado, pero no es lo mismo que jugar en el día. Nolan y yo nos cambiamos y llegamos hasta ellas.

–           ¡Si vinieron! – Edith corrió hacía nosotros y nos abrazo.

–           Así es cabeza hueca, me costó convencer a este señor, pero lo logre.– rodé los ojos.

Nosotros contra el mundo (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora