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Años atrás

Me senté en la enorme sala de la casa de mi amiga Edith. Hoy era reunión de chicas express, ya que necesitaba un poco de apoyo en este día. Pues tenía planeado cortar con mi novio, Mateo. No tiene caso seguir con ese "noviazgo" cuando yo ya no siento lo mismo por el desde hace tiempo y la verdad no negaré que estoy muy interesada en Benjamín. Desde que los dos nos confesamos lo que sentíamos el uno por el otro no dejó de pensar en ese hombre. Es raro, porque nunca me había pasado algo así con Mateo.

–           ¿Y como crees que lo tome tu mamá? – preguntó mi amiga llevándose palomitas a la boca.

–           No lo se, posiblemente le de un infarto, ya ves que adora a Mateo.– respondí imaginándome la escena.

–           No tienes porque preocuparte de tus padres. – me sonreí – Maldición amiga, ya eres grande para tomar tus decisiones.

–           Lo sé, pero aún así me da miedo como vaya a reaccionar Mateo.

–           Mateo es lo que menos importa. – rodó los ojos, sonreí de lado – Ya no debes soportar sus abusos Athena. Benjamín te quiere y créeme que es sincero – sonreí sin pensarlo – el para nada te haría daño.

–           También lo sé, ¿Sabes? Me invito a unas vacaciones a Italia – añadí con emoción, Edith chillo de alegría – dijo que si nuestros padres no estaban de acuerdo con nuestra relación que nos escaparamos a Nápoles.

–           Dios mío, que romántico – dramatizó.

–           Si, espero que de verdad me pida ser su novia ¿Te imaginas? – sonreí de oreja a oreja de tan solo imaginarlo.

–           Ay amiga, si que estas loquita por ese hombre. – reímos.

–           Como no tienes idea, es que...– pause por un momento – es que es simplemente perfecto. – la imagen de Ben llegó a mi mente – Mucho antes de confesar lo que sentíamos me trataba de maravilla. El hace pequeños actos que hacen que me enamoré ¿Entiendes? – mi amiga sonreía.

–           Si vieras tu cara de boba enamorada en estos momentos. – reí– Creo que me dará diabetes.

–           Te odio – reímos.

Nos quedamos toda la tarde platicando de muchísimas cosas. Amaba que Edith me escuchará y lo hiciera realmente. Por supuesto que yo también la escuchaba, para eso éramos mejores amigas. Después de un largo rato me fui de su casa y me fui directo a la de mis padres. Hoy era el día para hablar con ellos y sin duda no estaba preparada, pero se lo prometí a Benjamín.

–           Hola, hijita – beso mi frente mi papá una vez que entré a la casa.

–           Hola, papá – sonreí apretando los labios – ¿Todo bien?

–           Todo bien, ¿Que pasa? – me dio la espalda para caminar a la sala principal.

–           Tengo que hablar con ustedes, es algo importante. – mordí mi labio.

Nosotros contra el mundo (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora