Penúltimo

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Sasuke salió temprano del trabajo, la primera vez desde que llegó a New York. Regresó a su mansión con ansias de ver a Deisuke, y por la presencia de Hinata. Por la tarde recibió una llamada por parte de su hijo, informándole que su madre pasaría tiempo con él en casa, no pudo negarse. En cuanto entró se dirigió donde podía oír aquel asento francés hablando con su hijo. Cólera sintió al oír la voz de su exesposa, hubo un tiempo corto que adoró escucharla hablar con ese acento, nunca pensó que algún día lo iba a detestar tanto.

Cruzando la puerta de la cocina, la cual aún no contaba con todos los domésticos adecuados por la mudanza para aquel amplío lugar, observó a Deisuke sentado por la barra columpiando sus pequeños pies atento a lo que hacía su madre: cocinando lasaña sin perder el toque de la moda, la Hyuga usaba un mandil sobre su conjunto y usaba zapatillas de tacón de aguja de Prada.

El aroma de los alimentos cocinando, la charla de madre e hijo, y los platos y vasos desechables sobre la barra, hizo que Sasuke sintiera aquella sensación de una familia. Cosa que no quería experimentar una vez más con Hinata.

—¡Papá, llegaste! —Deisuke se percató de la presencia de su padre por la puerta de la cocina. Inmensa felicidad sentía aquel niño por el momento en familia que tanto le hacía falta.

—¿Cómo estuvo tu día, campeón? —Sasuke se aproximó a su hijo y le dio un poke en la frente como lo hacía Itachi, después miró a Hinata que seguía cocinando. Ahí estaba la mujer que por su carrera de modelo descuido a su familia. La de ojos perla decía que ella abandonó a Sasuke por su forma de ser, sin embargo, encontró la razón para darle prioridad a su carrera y siendo madre a la vez, cosa que no le trabajo y por ello perdió la custodia de Deisuke.

—¡Genial, porque mamá me esperaba fuera del cole! —formuló felizmente.

—Me lo imaginé... —musitó Sasuke, clavando su mirada sobre la Hyuga.

—La lasaña está lista, tomemos asiento —anuncio Hinata, sentía la mirada áspera de Sasuke sobre ella. Sirvió la lasaña en platos desechables sin ver al Uchiha.

Sasuke, por su parte, tomó asiento en una de las sillas para barra a un lado de su hijo y removió su saco y lo puso en la otra silla a su costado. El ambiente para los recién divorciados era tensa, pero para Deisuke no lo era. Era normal ver a sus padres serios sin contacto físico entre ellos.

—Cuando terminemos de cenar quiero hablar contigo, Hinata —mencionó el Uchiha. Sin embargo, la de ojos perla lo ignoró.

—Espero les guste, el mejor chef de Francia me dio esta receta. —Puso los platos frente a cada uno, acto seguido, tomó asiento enfrente de su hijo. Aún no hacía contacto visual con su exesposo.

Deisuke comenzó a relatar lo que pasó hoy en el colegio hasta que se desvió nombrando a Sakura, le contaba a su madre lo bien que la pasó el viernes y el sábado con su niñera. Hinata escuchaba con mucha atención a su hijo.

—Y al parecer a Sakura le gusta mi padre —se le salió al pequeño azabache.

Sasuke dejó de comer al escuchar lo que dijo su hijo sin pensar. Hinata hizo lo mismo aprovechado el momento de platicar sobre nuevas parejas:

—Amorcito, ¿no te gustaría que fuera la novia de tu papá? —formuló en buen plan, ya que quería de una vez decirle sobre su relación con Naruto.

—¡No! —se rehusó a aceptarlo —. Sakura es divertida, pero yo quiero que ustedes se reconcilien.

Sasuke no tardo en replicar sobre la pregunta absurda de Hinata:

—Por favor, Hinata, no vuelvas a preguntar esa clase de cosas a nuestro hijo.

La de ojos perla miró directamente a su exesposo y se defendió:

Mi Niñera [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora