La nueva niñera

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En un pequeño apartamento vivía una chica llamada Sakura y su gato Shannaro. Era el ombligo de la semana, por la noche no tenía mucho qué a hacer que solo ver películas en "Life Time". Sobre su sillón favorito color rojo y su pijama favorita, bebía una malteada sabor fresa mientras usaba una aplicación en su celular para cambiar los canales de su pantalla de 32 pulgadas, cuando de repente sonó su celular, así que contestó sin mover su vista de la pantalla.

—Bueno...

—¿Cómo estás frentona? —preguntó Ino al otro lado de la línea —. ¿Aún estás buscando trabajo extra para el fin de semana?

—Necesito comprar esa nueva laptop para remplazar la vieja que tengo, ¿por qué preguntas?

—Mamá acaba de comentar que su amiga necesita una niñera para el hijo de su sobrino divorciado.

—No soy buena con los niños lo sabes bien —Bebió malteada directo del popote.

Sakura había tenido muchas malas experiencias con niños. Sus padres se divorciaron cuando aún era adolescente, su madre ganó la custodia, después se fueron a vivir con una de sus tías que tenía cinco niños de edades de diez a tres. Vivir en una casa apretada sin privacidad con las tantas travesuras y lloriqueos de los infantes, la hizo intolerable hacia los menores. Sus metas en la vida era claras, pero en ellas no existía tener sus propios hijos muy pronto.

—Sé que no lo eres, pero la paga es excelente y solo necesitan una niñera por unos días. Deberías animarte.

Sonaba bien la propuesta de Ino, así que preguntó en busca de cualquier cosas que no le gustará para excusarse.

—¿Cuántos días?

—Viernes, sábado y domingo.

Normalmente los fines de semana se quedaba en casa a ver películas y series.

—¿Cuántos años tiene el crío?

—Si bien recuerdo no es mayor de diez años y tampoco es menor de cinco.

—Mmm... —pensó en breve, ganarse un dinerito extra cuidando al hijo de un divorciado sonaba simple y sencillo. —Excepto. Mándame la dirección y los horarios.

* * *

Viernes llegó, Sakura no quería asistir al trabajo de niñera, pero necesitaba el dinero extra. Era pésima con los niños y no soportaba berrinches o lloriqueos. La dirección que envío Ino, por lo visto se ubicaba por donde la clase alta prefería ir a gastar su dinero en mansiones cerca de los lagos y largos jardines verdes cerca de la cuidad. Este detalle le intimidó un poco a Sakura, pues no tenía idea qué podía esperar con esa gente adinerada y sus hijos mimados.

Llegó a la dirección a tiempo, llevándose una sorpresa al ver tremenda mansión lujosa, por lo visto parecía recién construida. Aparcó su automóvil de cuatro puertas afuera de la residencia, tomó su mochila antes de bajar, acomodó su gabardina blanca y desarugó con las manos su ropa y se inclinó para hacer un buen nudo en sus deportivas. Caminó hasta el timbre del portón y lo presionó, pero nadie le atendió, así que paso al zaguán de la propiedad. Le fue extrañó como nadie le impidió el paso. Empezó a sentirse nervios a medida que tocaba el timbre otra vez de la puerta principal. Antes que abrieran, se acomodó el cabello, el cual llevaba suelto a la cintura. Respiró profundo e intento calmar sus nervios cuando un hombre guapísimo, alto, de piel blanquina, ojos negros, cabello azabache peinado para atrás, y bien vestido en un carísimo traje elegante, abrió la puerta.

—Bu-buenos días —sonó nerviosa, se percató de ello lo que hizo que se pusiera más nerviosa.

—¿Buenos dias?, querrás decir tarde, ya pasan de las cuatro de la tarde —corrigió seriamente.

Mi Niñera [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora