Capitulo 17: Perdida.

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Habia pasado un tiempo para cuando Berlín comenzó a dar señales de despertar, abriendo los ojos en el mismo instante que Helsinki presionaba el botón para cerrar el tunel, y en torrente, todos los recuerdos aparecían de vuelta en su cabeza, golpeandole con fuerza.

-¡Helsinki, no!.-Gritó, parándose de golpe del lugar donde se encontraba y casi cayendo por el tranquilizante que seguía en su sangre.-¡No, tengo que volver!. ¡Tengo que volver!.

-Ya no puedes, Andres, ya no puedes volver. Ya es tarde, ya es muy tarde...-Lo detuvo el profesor, su voz a punto de quebrarse también, lágrimas brillando en sus ojos mientras veia la desesperación brillar en los castaños.-Tenemos que irnos, Andres, tenemos que irnos...-Le dijo, abrazandolo con fuerza unos instantes, y el mayor no pudo quitar sus ojos de la salida del túnel.

El atraco había sido un éxito, habian entrado, y salido sin matar a nadie, sin ninguna gota de sangre en sus manos, con el dinero, habia sido exito a un precio que para ellos, fue demasiado alto, y que no podrían olvidar durante el resto de sus vidas.

El robo más grande la historia, había terminado hace ya tres horas, y ahora, cada uno de los atracadores iba a marcharse a un lugar distinto, en libertad, y terriblemente ricos, para lo cual ya estaban todos listos, todos excepto Berlín, que seguia sin decir nada desde que su hermano le recordó que ya no podia volver con Samara cuando estuvo en el hangar.

Hasta ese entonces, solo permaneciendo en silencio, bebiendo de una botella de líquido ámbar, mientras esperaban en una casa segura en las afueras de un pequeño pueblo español, lejos de todo, tomando una parada para descansar y reunirse con los otros antes de seguir su camino, su mirada pérdida en los verdes campos que los rodeaban, la calma y el alcohol en sus venas, necesitando olvidar aunque fuera por unos instantes el dolor que le golpeaba el corazón, y le provocaba el asfixiante nudo en la garganta, necesitaba dejar de escuchar sus dolorosos pensamientos, sin embargo, nada parecía ser suficiente.

-Andres...-Intentó decirle el profesor, acercándose unos pasos, y antes de que se acercara más, Berlín alzó el arma frente a el, entre ambos, sin permitirle acercarse más, gruñendo cuando le tembló la mano al sostener el arma, bajándola, y guardandola, apretando las manos en puño para intentar detener los espasmos, recordando que no se habia puesto el medicamento, y sin llegar a importarle.-...Se que necesitas tiempo, pero los demás llegan en tres minutos, y tendremos que irnos.

-Te escuche la primera vez, profesor. Podeis iros. A mi no me interesa.-Soltó dando otro trago.

-¿Crees acaso que ella hizo todo lo que hizo para que te quedarás atrás y te llevara la policía, o te pegaran un tiro entre los ojos?.-Preguntó molesto por sus palabras, y al volverse en su dirección, Berlín vio las lágrimas en su mirada.-Era mi amiga, Andres. No quería que nada malo le sucediera.

-Era mi prometida, Sergio.-Le dijo bruscamente contándole las palabras, viendo la sorpresa en su rostro, entonces Berlín soltando una amarga sonrisa mientras daba un largo trago a la botella, y reia.-Sorpresa.

-Pero...-Intentó hablar el profesor, habiéndose quedado sin palabras.

-Te lo iba a decir cuando salieramos de ese lugar, se lo he pedido cuando estábamos en la fábrica, y al día siguiente me ha dicho que si. Pero eso ya no va a pasar.-Respondió moviendo el líquido de la botella en sus dedos, la mirada baja, logrando pronunciar las palabras a través del nudo en su garganta.-Pense que la ventaja de ser un desahuciado era no tener que ver morir a nadie. Por que los que se quedan atrás siempre son los que lo tienen más jodido.

-Todos sabían que eso podia pasar al entrar ahí, Andres, y todos ustedes los aceptaistes, y...-Le dijo el menor, las palabras saliendo nerviosamente de su boca.-...No fuiste el único en dejar a alguien atrás.

Play with fire. [La Casa de Papel].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora