"Tercer acto: Un hechicero astuto"

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El caminar agraciado del hechicero acudió hasta su alcoba, había tenido suficiente por ese día, ahora lo único que deseaba era descansar apropiadamente. El acceso de roble a sus aposentos fue cerrado detrás de sí,  la proximidad al suave colchón que le esperaba fue disminuída con lentitud, su mano derecha fue vuelta en un puño y colocada en su pecho, el hechicero la descendió hasta su abdomen bajo y su elegante traje se transformó en ropa adecuada para dormir. La capa escarlata se apartó sin brusquedad y fue tomó lugar en la otra almohada, cosa ya natural para Strange.

Mientras tanto, la inteligencia artificial calculó al menos un cuarto de hora para la llegada del transporte a la ubicación que revelaba el dispositivo que adornaba la muñeca de su inventor — Justo a tiempo— El filántropo susurró victoriosamente para sí mismo, presurosamente llevó el borde del vaso de cristal a sus labios y bebió todo el líquido vital, al concluir, se colocó de pie. Por un instante, un pequeño mareo le causó malestar, pero no contaba con tiempo suficiente para esas cosas.

Stark abandonó la habitación y sigilosamente atravesó el pasillo que comunicaba con lo que parecía eran las escaleras del primer nivel, su descenso por ellas fue gozado por el millonario, estaba apunto de regresar a su amada torre, a la realidad que tan placentera le parecía... O al menos, eso deseaba pensar por ahora. Su andar fue en trayecto a la puerta principal >> Lo lamento "Cap", no necesito tu ayuda ni la del "mago de circo" << , se dijo entre pensamientos, lo había logrado, sólo necesitaba salir del templo y coger el automóvil que le aguardaba.

Su diestra fue guiada a la perilla de la puerta, sin embargo, ésta parecía una alucinación semejante al reflejo del agua, aquella que cada vez que intentaba tocar, su tacto atravesaba y la imagen se distorsionaba —¡¿Pero que rayos?! — Maldijo entre dientes, reiterando una y otra vez los inútiles intentos por abrir la puerta, acciones que le dejaron en claro que no saldría con facilidad. La señal y la voz de su invención perdieron coherencia hasta extinguirse, aumentando su frustración,  un gruñido fastidiado fue esbozado por el genio, aunque odiase la idea, necesitaba al hechicero. A regañadientes ascendió las escaleras y se dirigió a la recámara del fondo — Tienes suerte "Harry Potter"— Susurró para sí mismo con resignación — ¡Toc Toc! — Su tacto no golpeó la puerta, sólo se limitó a imitar los sonidos altamente —  ¿Bello durmiente? Siento "molestarte" tan tarde, pero tengo un problema ¿Podrías hacerme un pequeño favor? Como los "inseparables amigos que somos" — El sarcasmo natural del azabache se denotó de inicio a fin de la oración.

El protector de la gema se recostó en el mullido colchón de la amplia cama, ordenó a las luces extinguirse y cerró sus orbes, dispuesto a dormitar, planes obstruidos por la única persona menos favorita del mago.

La serie de llamados a su nombre fue ignorada por Stephen, haciendo un intento vano por reanudar su ciclo de sueño, más la simulación de toques a la puerta comenzaba a colmar su paciencia ¿Ahora que necesitaba el señor "genio, millonario, filántropo, playboy" ? — No me basta con que lo sientas, me bastaría con que te calles — Respondió lo suficientemente alto como para que el hombre detrás de "ironman" le escuchase — Conformate con los "favores" ya hechos, Stark — Una notoria molestia denotó en su usual voz calmada.  Una idea de lo que posiblemente era lo que solicitaba dicho vengador llegó a su cerebro.

Le preguntaría por algo con tecnología o que le trajera algo de su codiciada torre, cualquiera que fuese de ambas, se negaría rotundamente — Ahora vete a dormir o sino te mandaré a otra dimensión poco agradable para alguien como tú  — Usó como amenaza, no obstante, ésta pareció tener poco impacto a su adversario.Ante el insoportable insistir del ojicafé, Strange perdió la paciencia, se levantó de su lugar de reposo.

— Claro, claro, lo haré después — Dio una respuesta rápida, quitándole toda la importancia a lo dicho por el mago, al menos, no a la segunda cuestión — Espera ¿Favores? ¡¿Ayudar al idiota de Rogers después de lo que me hizo lo llamas favor?!  ¡¿Preferir a un asesino antes que a tus... Aliados?!—  Un nudo en su garganta surgió, los reclamos no eran intencionados al médico, sino a la persona en quien tanto confió y aquella que implantó la satisfacción de usar el plural tan fácilmente.

&quot;Reliquias rotas&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora