"Décimo quinto acto: El último baile"

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El viento soplaba con ligereza, como si tomase precauciones sobre algo desconocido que esperaba al acecho, impregnado con un joven pero notorio deje de calor, mismo que delataba la madurez que adquiría el día. Sus pasos eran cuidadosos y firmes, las prendas que cubrían parte de sus rasgos más representativos sencillamente provocaba que la agudeza de sus nervios aumentase, especialmente los del hombre de dorada cabellera, quién desde hace casi una semana no había podido guardar la calma ni por un segundo, ni siquiera para consumir correctamente una porción alimenticia.

-¿Estás seguro de ésto, Steve?- El hombre castaño se dirigió a su allegado en cuanto se detuvieron en una esquina de la gran metrópoli, cierta culpabilidad denotó en sus facciones tras observar exhausto al más alto... Un cansancio más allá del físico, uno emocional, podía verlo en sus orbes azulados, y no era para menos, éste había hecho de su alrededor un jirón con tal de mantenerle a salvo, especialmente el doliente enfrentamiento con su amigo tan cercano: Anthony Stark.

-No entiendo de lo qué hablas, Bucky- La distancia y evasión de su mirada fueron evidentes.

- No estoy seguro de valer todo ésto - Negó con un ligero y sutilmente cabizbajo ladeo de cabeza, una vista compasiva y fraternal fueron dirigidas a su persona por parte de Rogers, antes de brindarle respuesta, notó como en la superficie dónde se encontraba su amigo de la infancia se dibujaba un aro destellante de fulgores rojizos. -¿Steve?- El temible soldado permaneció inmóvil, posando su inquieta e interrogante mirada al blondo.

La circunferencia inferior pareció tragarse al hombre del brazo metálico antes de cualquier otro movimiento. La exaltación y sentido de alarma cavaron en lo más profundo de su alma, en un intento apresurado, intentó ayudarle sin éxito alguno, sus brazos quedaron tendidos en el aire tras su desaparición tan extraña, posterior a un veloz soslayo a su alrededor, le fue posible encontrar una nota en la superficie rocosa, nada más que un trozo de papel beige con destellos rojizos y una pequeña leyenda en su centro:

"117A Bleecker Street "

La cercanía con dicha trayectoria aliviaba en cierta cantidad su intranquilidad, sin embargo, se aventuró sin perder siquiera minuto alguno. Entre sonidos de la gran urbe, el defensor de América se abrió paso hasta la ubicación señalada. Steve permaneció escasos segundos preparándose para cualquier situación que se le presentara; un suspiro pesado escapó de sus fauces, más al colocar su tacto en la puerta de madera, un movimiento descuidado le llevó a darse cuenta de que ya estaba en el interior del recinto.

-Capitán Rogers- Sus iris azulados se posaron en el hombre de cabellera bicolor que descendía del conjunto de escalones, desconfiados, preparados para cualquier planificación desfavorable - Le aseguro que no tiene nada de que preocuparse, no tengo intenciones hostiles hacia usted, capitán - Exteriorizó tal y como si hubiese leído sus pensamientos.

- ¿Dónde está Bucky? -Sus rasgos faciales mostraron dureza ante su anfitrión, pasando por alto su revelación pacifista.

- Porfavor, acompáñeme - Esbozó con solemnidad al mismo tiempo que le guiaba a una pequeña sala de estar, misma dónde solía llevar a sus inoportunos invitados. La extrañeza se apoderó de los zafiros del mayor tras observar como el hombre de la capa carmesí tomaba asiento en uno de los sofás individuales que yacían en la habitación, sin desaparecer su sentido de prevención, le imitó.

- Soy el doctor Stephen Strange, hechicero supremo de las artes místicas, me encargo de asuntos más allá de lo "cotidianos"- Su palabras parecieron brindar alivio a su opuesto tras informarle sobre su deber, más era notorio cuál era su único punto de interés - La presencia de tu amigo activó un encantamiento reservado para cualquier posible amenaza. Con todo pesar, debo informarte que no puedo dejarle ir - Con calma, se recargó en el respaldo del mueble.

"Reliquias rotas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora