Carta 21

6 0 0
                                    

Siento impotencia. En segundos casi inexistentes me siento enojada, feliz o rara.

¿Por qué comenzaste a hablarme justo cuando dejé de quererte? ¿Por qué hasta ahora y no antes?

Hubiese sido todo mucho más sencillo para mi.    
Hubiese...

Ayer  te acercaste a mi, me dedicaste una de tus bellas sonrisas que provocaban  fuegos artificiales en mi interior pero que ahora solo la considero bella, sencilla y sincera, te sentaste a mi lado como llevabas haciendo varios días consecutivos y te dedicaste a observarme.

(Dejar de quererte no quiere decir que dejaste de parecerme guapo).

No hablamos, solo nos miramos. Era un silencio para nada incomodo, yo lo sentía como si estuviéramos teniendo una conversación por telepatía, algo muy extraño.

Podía ver en tus ojos que tenías palabras que soltar, pero algo te amarraba a hablarlas, ¿qué era? ¿por qué no me dijiste lo que quieras decir?

Cuando estaba dispuesta a soltar una tontería, el timbre indicando la entrada de receso me interrumpió, te levantaste como si de un robot se tratase, te despediste y te fuiste sin voltear por última vez hacia mi.
-Nos vemos luego, Kamila- tu voz me persigue a donde quiera que voy.

Me quedé ahí sentada, confundida, intentando comprender la situación. ¿Qué querías decirme?

¿Alguien puede explicarme qué fue lo que pasó?


02 / Noviembre / 2016

Cartas Jamas EscritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora