24

4 0 0
                                    

—¿Por que no me dijiste que Lalo y Brenda no estarían?
—No me preguntaste- Sonrió de lado
—Pues yo supuse que sería una salida como el de la última vez- me contagió su sonrisa.
—Si hubiéramos salido como la última vez no te hubiera disfrutado tanto- volteó a verme
—Ni que fuera un dulce- murmuré para mi demasiado bajo.

Desvié mi mirada hacia lo oscuro del mar.
¿Que quisiste decir con eso? ¿Tiene doble sentido? - pensé para mi.

—Jamás había venido a la playa de noche, es muy relajante- cambié de tema.
—Siempre vengo cuando algo no sale bien en mi vida, lo cual es casi siempre, aunque esta vez quería traerte aquí, quería que experimentes esta sensación- me mira a los ojos.
—No siempre saldrán las cosas como uno planea Esteban- ignoré su último comentario, aunque no niego que alteró mis emociones.
—Ya lo sé, sin embargo es necesario estar tranquilo cuando nada sale como tú quieres.


Siento que hay algo más en él, como un cofre valioso que vale la pena desenterrar.
¿Por que siento que se aferra tanto en ocultarlo?.

Caminamos por la arena demasiado tiempo mientras hablábamos.
Sus comentarios me hacían reír cada segundo. A mi que me encanta reír.
Sentía como mis pies se congelaban cada que tocaban el agua.

—Bueno ya que estamos aquí sin que nadie nos interrumpa, dime, ¿eres aquellas personas que no saben qué hacer con su vida, o ya tienes todo planeado?-inició otro tema.
— Bueno ya que estamos aquí sin que nadie nos interrumpa déjame contestarte- hice una pausa- sé que quiero en mi vida y para mi vida, sé cómo, más no por donde iniciar, es algo largo de explicar.
— Tenemos tiempo, si quieres puedes contarme.
—Si quiero- hice otra pausa- siempre he pensado que quedarse en el mismo lugar de rutina es una forma de estancamiento invisible, no digo que esté mal es solo que así lo veo yo, lo que quiero para mi (por mas típico que sea) es conocer, conocer nuevas cosas, nuevos lugares, diferentes puntos de vista u opiniones, saber más cosas por diferentes personas, no sé si me explique. Me gustaría ir de lugar en lugar conociendo distintas cosas de cualquier tema. Aunque no sin desviarme de lo que quiero estudiar- me detuve- Quisiera ir a diferentes países, dejar mi huella en esos lugares, vivir en una hermosa casa en medio de un bosque o de un campo lleno de pasto y flores, con vista a un hermoso punto, donde la luz del sol haga brillar ese hogar y la luna se mire a través del reflejo de cada vidrio, es algo que sueño y que estoy dispuesta a lograr- suspiré -pero cuéntame tú qué quieres para ti?

Me miró por largo tiempo a los ojos de una manera que no pude descifrar.

—Da hasta pena lo que siempre pensé, y prácticamente es nada comparado a lo tuyo, siempre dije, "con que viva una vida sin sufrimientos será suficiente", sin embargo todo lo que has dicho me ha puesto a pensar, no quiero vivir una vida suficiente, no quiero solo vivir, puede que haya algo más que eso, una vida que realmente disfrute. Voy a buscar eso por lo que quiera vivir cada día.

—Me parece excelente- susurré mientras nos quedamos viendo por largo tiempo , y como aquel día en detención poco a poco nos acercamos más, de tal manera que nuestras narices rozaban.

Iba a besarme, yo quería besarlo. Definitivamente ese tipo sabía cómo hacer a mi cordura enloquecer.

Sin embargo, al igual que la vez pasada algo nos interrumpió , no fue ningún timbre.
Nada más y nada menos que el mar chocando con nosotros.  Mala idea acercarnos demasiado a la orilla Del Mar . Mala idea distraernos.
Entumecidos mis huesos, no dejaba de temblar, el frío lo sentía cuando el aire chocaba contra mi piel mojada.

—Vayamos a mi auto, tengo sudaderas en la cajuela- me tomó de la mano y jaló de mi, llevándonos de regreso al estacionamiento.

Obligándome a ignorar su tacto contra el mío.

***
Al estacionarse frente a mi casa ya estábamos con una sudadera nueva y sin tanto frío gracias a la calefacción. Un silencio se hizo presente.

—Espero te la hayas pasado bien.
—Me la pasé muy bien hoy.
Hablamos a unísono haciéndonos reír.

—Ríes muy bonito- piropeó Esteban viéndome a los ojos, alterando mis sentidos por vigésima vez.

-Y tú estás bien hermoso- pensé para mí, provocando que ría sola. 

—¿De que te ríes?- sonrió tiernamente. Negué con la cabeza mientras sonreía con él. 
—De nada, tengo que irme, realmente ha sido muy relajante ir a la playa, me encantó.- bajé del auto lentamente. 
—Tengo algo para ti Kamila- su voz detuvo mi camino hacia mi casa

Extendió hacia mí una caja mediana envuelto en un papel café. La sorpresa no cabía en mi rostro, estoy segura.

—Feliz Navidad-rascó su nuca con una sonrisa encantadora
—Yo no...-quise decir que no compré nada para él, pero su voz me interrumpió.
—No te preocupes, no lo hice con esa intención, solo, quería darte algo.


Su sencillez provocó mil ochocientos puntos a su favor.

—Gracias- sonreí ampliamente. 
—Entra- hizo un ademán con su cabeza.

Retrocedí sin dejar de verlo, pero un impulso de algún ser de otro planeta me obligó a acercarme hacia él. 
De puntitas acerqué mi rostro al de él, depositando un beso en su mejilla. 

—Gracias Esteban- volví a decir antes de girar sobre mis talones y adentrarme a mi casa. 


Arrepintiéndome de mi última acción. 
No debí hacer eso.



Cartas Jamas EscritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora