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1 de Febrero de 2000.

A veces parece que tengo sentimientos...  Ojalá fuera verdad ❞

El pequeño castaño desenvolvió con alegría el ansiado regalo de cumpleaños que su madre le había obsequiado ante la atenta mirada del resto de los comensales, la mayoría familiares del niño, a excepción de Taehyung, uno de sus vecinos y mejores amigos.

― ¡Vamos, Jimin! ― le animó el moreno ― ¡Te estás tardando mucho! ― protestó.

Jimin hizo una mueca mientras intentaba, con cuidado, revelar el interior del regalo, bastante nervioso por lo que pudiera haber dentro del paquete. Se encontraba tan emocionando, que quería que todo se mantuviera intacto.

― No quiero romper el sobre ― lamentó mientras sacaba poco a poco el adhesivo y echaba su lengua hacia un lado, en concentración. Siguió tirando del sobre, hasta lograr abrirlo por un lado, al menos lo suficiente como para sacar el enorme juguete fuera del envase.

Luego de arrastrar con precaución la caja fuera del papel, el pequeño Jimin cubrió con sus dos diminutas manos su boca en un acto sorpresivo.

¡Es una casa de muñecas! ― chilló alegremente, mientras hacía gestos al igual que si se estuviera abanicando y saltaba sobre el asiento ― ¡Me encanta, mami!

Jimin miró con ojos brillantes hacia su madre, la cual sonrió en orgullo por haber acertado en el momento de comprar su regalo. No se encontraba demasiado segura en la tienda al momento de escogerlo, pero fue la primera idea que tuvo después de verlo varias veces jugando con las muñecas de la habitación de su hermana.

― Perfecto, entonces ― apoyó Youngmi mientras se acercaba hacia Jimin y le acariciaba la mejilla mientras besaba con cariño su revuelto cabello. El castaño se rió dulcemente.

― ¿Puedo ir a jugar con ella y con Tae? ― preguntó haciendo un puchero hacia su madre, a la vez que esta le apartaba el pelo de la frente para poder mirarlo a los ojos.

― Claro bebé ― le sonrió ― Cuida que no les pase nada, Taehyung. Y no jueguen en el jardín trasero. Mejor vayan al cuarto de Jimin. ― le avisó al otro chico más mayor, con una sonrisa enternecida.

― Sí, señora ― imitó el saludo militar al momento en el que robaba varios de los chocolates de la mesa, escondiéndolos en sus bolsillos y ayudaba a Jimin a cargar con su regalo nuevo ― Déjame a mí ― le susurró, agarrando la bolsa con ambas manos.

― ¿Podemos hablar un segundo? ― le preguntó Minho a Youngmi, llamando su atención con un ligero toque en el hombro. Ella se dio la vuelta ligeramente sorprendida de su presencia tras su espalda, por lo que sonrió un poco después.

― ¿Ahora? ― interrogó mirando como ambos niños habían desaparecido y como sus hermanas y familiares todavía comían y hablaban entre sí.

Minho asintió y le señaló la puerta que los llevaba hasta la sala. Youngmi le siguió algo impresionada por su seriedad en el momento.

Tras cerrar la puerta y asegurarse de que no se escuchara ningún ruido, por fin se atrevió a preguntar.

― ¿Has visto a Jimin? ― se sentó en el sofá, sin prisa ― Su sonrisa era radiante hoy. Me encanta que el regalo le-

― De eso mismo es de lo que quería hablarte ― la interrumpió ― ¿A qué vino eso? ¿Una casa de muñecas? ― Minho se incorporó de la mesa del escritorio para enfrentar a su esposa ― ¿Se te olvida que Jimin es un chico? Cumplimos el cupo de la hija dos años con Chaeyoung, Youngmi.

Dollhouse 人形 ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora