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7 de Junio de 2002.

❝ Puedo verte, pero tú a mí no

― ¡Jimin!

Chaeyoung entró con pasos firmes en la habitación de su hermano, después de complicarse un poco al intentar abrir el pomo de la puerta, bastante oxidado ya. La casa contaba con, actualmente, cerca de 140 años.

― ¿Jimin?

Observando todos los rincones del cuarto, Chaeyoung pareció no haber visto a nadie. Quedó más segura de ello al finalmente revisar dentro del armario y debajo de la cama. Lo más probable es que Jimin hubiera salido a jugar con el vecino, Taehyung.

Volviendo al punto inicial, Rosé buscaba a su hermano pequeño para pedirle prestada la casa de muñecas.

Lisa y Jisoo habían sido invitadas esa misma tarde a tomar el té con los peluches y los muñecos de Chaeyoung, y obviamente, los juguetes de Jimin formaban parte del trato, al igual que siempre. A Jimin le encantaba dejar sus juguetes.

En el suelo, unos brillantes colores destacaban sobre los demás. Marrones, similar al de las joyas caras de su madre.

Acercándose a pasos lentos, lo vio.

Jungkook estaba apoyado en el suelo en una postura bastante graciosa, en el caso de que una persona real estuviese prácticamente a punto de romperse. Lo más seguro fue que hubiera caído de la cama por accidente, como habitualmente sucedía.

Chaeyoung conocía a la perfección sus límites. Y claro está, tocar a Jungkook, y todavía más sin permiso, podría llegar a considerarse para Jimin una cadena perpetua. Pero teniendo en cuenta la ausencia de su hermano menor, simplemente no pensó, actuó.

Agarró el muñeco, asegurándose de que nadie viera cómo lo hacía, con total disimulo, cubriendo sus costados y abandonó el pintoresco cuarto en una exhalación de aire.

Jungkook olfateó el cuello de Rosé, produciéndole un ligero escalofrío.

La castaña se apartó un poco para observarlo, asustada y rígida. Sacudió la cabeza, evitando pensar en su mala acción del día.

Huyó algo nerviosa hasta su escondrijo, en donde sus amigas ya habían juntado a sus más fieles amigos de juguete alrededor de la mesa. Se sorprendieron al ver a Chaeyoung tan pálida como una hoja blanca de papel.

― ¿Te encuentras bien? ― le preguntó Jisoo, mientras cepillaba con cuidado y mimo el cabello de una de sus muñecas.

Asintió, no lo suficientemente convencida. Todavía plantaba las consecuencias de haber prácticamente hurtado el juguete favorito de Jimin, pero tampoco consideró que fuera a ser algo demasiado grave.

― Estoy bien ― afirmó, con más seguridad. Tosió para liberar a su garganta de la opresión ― ¿Empezamos ya?

― ¿Jugarás con ese muñeco? ― quiso preguntar Lisa.

― No juegues con eso ― contestó Jisoo, en su lugar ― Es horroroso. Además da bastante miedo, ¡Mira su cara! ― señaló con su cabeza, todavía atusando el pelaje de sus juguetes ― Escalofriante.

― Siempre puedes añadirle un vestido, o... ¡O maquillaje, sí! Podemos maquillarlo ― añadió Lisa, intentando sufragar el impacto del comentario de Jisoo ― Así será mucho más bonito.

― ¿Tú crees? ― preguntó Rosé ― Es el muñeco de Jimin...

― A él no le importará siempre y cuando lo arreglemos luego ― solucionó con una sonrisa ― Venga, sólo para tomar el té ― formó un puchero. Adorable.

Dollhouse 人形 ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora