E X T R A

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7 de Junio de 2029.

❝ En todos los años que he vivido aquí juro que he cerrado más puertas de las que he abierto ❞

― ¡Papá, papá! ― vociferó la pequeña Nayeon mientras hacía todo el recorrido desde la planta baja hasta el ático, lugar en donde Hoseok había construido su discreto despacho hace un buen par de años ― Papi, ¡Mina se ha caído jugando en los columpios del jardín!, ¡Y no ha sido culpa mía! ― chilló con petulancia, recolocando su pijama rosa de conejitos al llegar hasta su escritorio a contemplar su trabajo.

Sólo con haber escuchado su última frase, Hoseok sabía que ya no podría creerle ni una sola palabra de lo que viniese a continuación.

― Vale Nayeon, entonces, ¿Qué ha pasado? ― apartando su bolígrafo.

Recolocando su pelo correctamente en el moño habló: ― Está bien. Puede que haya tenido algo que ver ― resolvió, descubriéndose a sí misma ― ¡Pero ha sido sin querer!

― ¡Nayeon! ¡A dormir! ― llamó su madre cabreada desde las escaleras.

― ¡Voy ahora, Rosé! ― respondió de vuelta, dándole un beso a su padre en la mejilla y riéndose infantilmente porque al igual que siempre ''su barba sin afeitar de tres días le hacía cosquillas'' ― ¡Hasta mañana, Hobi!

― Mamá y papá ― le corrigió Hoseok ― Recuerda que sólo nosotros tenemos ese título ― revolviendo su pelo, volvió a sumirse en la montaña de documentos por cubrir. Suspiró al sentir pasos acechando en las escaleras hasta el cuarto de nuevo; por un momento hasta pensó que era su hija otra vez. Sonrió con amor al ver a su mujer entrar por la puerta.

― No sé qué le pasa a Jihyun ― comentó Chaeyoung preocupada, introduciéndose en la habitación a la vez que ataba su bata de dormir.

― Ya hemos hablado de eso ― comentó sin maldad. Él se encontraba en el mismo estado de preocupación por su hijo menor, pero transmitir tranquilidad era lo mejor que podía hacer ― Sólo tiene dos años y-

― Dos años y medio ― interrumpió la mujer, actuando al igual que si los siete meses hicieran diferencia ― Y no sabe hablar.

― Tiene dos años y medio. Y el pediatra y el psicólogo dicen que está bien. Es un niño sano y feliz ― habló en tono suave, para transmitirle confianza ― Fíate de mí, mujer. No estudié la carrera de medicina para nada ― argumentó guiñándole un ojo. Rosé se rió, depositando la taza de café de la bandeja sobre la mesada de madera ― ¿Están todos los niños durmiendo?

― Jihyun no ― repuso con obviedad ― Y probablemente Mina y Nayeon estén aún despiertas en su habitación.

Tras darle un sorbo cortado a la bebida, frunció el ceño jugueteando con la cuchara.

― ¿Sigue pegado a la casa de muñecas?

Justamente en ese día se cumplían ya 19 años desde el incidente en la antigua casa de los Park. Park Chae Young había sido clasificada como la única superviviente de la gran catástrofe paranormal no sólo de su casa, sino de todo el barrio en el que vivía. Su madre, su hermano y vecinos habían aparecido mutilados y descompuestos en Homes Chapel. No se había dejado rincón sin registrar, pero nadie había resistido frente a la masacre.

O eso se creía. El cuerpo de su hermano pequeño no había aparecido por ninguna parte. A lo largo de los primeros cinco años fuera un tema clasificado como ''principal'' y abordado en la mayor parte de periódicos y medios de comunicación británicos, pero sin resultados. Viendo que el caso seguía como al principio, decidieron cerrarlo, sin rastro de Jimin.

Cabe destacar que su casa se había visto en ruinas. Aunque tampoco hubo ningún testigo que pudiera aportar información sobre lo que había ocurrido para su derrumbamiento. Expertos habían declarado que una serie de energías y espectros se habían acoplado a la vivienda y esa podría haber sido una causa; al registrarse nuevamente no se había encontrado nada. Ni espíritus, ni fuerzas malignas.

''Fuese lo que fuese, había actuado y se había marchado lejos'' atestiguara una médium especializada. Para Chaeyoung todo eran patrañas. Igualmente no recuperaría a su familia.

Luego de lo sucedido y siendo conscientes de que Chaeyoung había quedado huérfana con 18 años de edad, Hoseok se había comportado como una persona totalmente decente y la había acogido en su piso durante todo el tiempo que ella precisase para salir adelante, a pesar de que en ese entonces ya fuera mayor de edad. Tuvieron muchos roces al principio, pero meses más tarde surgió el amor y cuatro años después celebraron su boda y el nacimiento de su primer hijo, Jisung.

La casa de muñecas de Jimin había sido lo único que había resistido a la matanza -al igual que un pequeño colgarejo de su hermano que había aparecido casi soterrado en el jardín-, y ésta pasó a formar parte de Jihyun.

Jihyun era de alguna forma una copia exacta de Jimin, sus ojos miel pequeños y su pelo castaño aunque bastante claro. Sus dulces expresiones y la manera en que sonreía eran tan similares que podían hacer llorar a Chaeyoung en un mal momento.

― Sí. Y no creo que fuera una buena idea haberla recuperado ― ― admitió ― Sabes la cantidad de problemas de adaptación que tuvo mi hermano por eso.

Estirando su brazo a lo largo de la mesa, Hoseok logró entrelazar los dedos con los de Rosé.

― No pienses en eso ― le recordó las palabras del psiquiatra ― Es el pasado. Nosotros estamos aquí. Y ahora vivimos en una sociedad mucho más liberal que antes. Jihyun no será juzgado por jugar con muñecas.

Chaeyoung sonrió ― Espero que tengas razón.

Mientras tanto, Nayeon todavía se mantenía correteando por la planta de abajo, primero bebiendo un vaso de agua y luego lavándose los dientes hasta alcanzar su habitación, continua a la de sus tres hermanos. Poniéndose de puntitas al pasar por delante de los cuartos de Mina y Jihyun, hizo un esfuerzo para que la madera no sonara bajo las palmas de sus pies. Frenó en seco al escuchar un ruido de la segunda sala.

― D-O-L-L-H-O-U-S-E ― escuchó soprendida el extraño canto la pequeña desde el marco de la puerta de la habitación de Jihyun. Asomándose por el pequeño hueco oscuro del picaporte, fijó su atención en la luz del ventanal para obtener una mejor visión ― Veo cosas que nadie más ve ― terminó de susurrar el pequeño bebé, agitando sus dos muñecos en la mano, mientras giraba su cabeza unos 180° grados para devolverle la mirada a su hermana al sentir su presencia. Sus ojos brillantes parpadeaban en la oscuridad, traduciendo un mensaje a través de una pupila mostaza y otra miel abrasadoras.

Nayeon aguantó la respiración, intentando no hacerse notar a través del bloque de madera.

― ¿Quieres jugar, Nayeon? ― susurró con voz inhumana. Y el grito de su hermana también lo fue.

Dollhouse 人形 ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora