Dollhouse 人形 ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ

OO2

3 de Marzo del 2000.

❝ Está detrás de ti... ❞

―Mamá ― llamó Jimin, entrando descalzo a la cocina ―¿Sabes si papá vendrá hoy? ―cuestionó acariciando el liso cabello de uno de sus muñecos, aquel al que había apodado Jungkook ―Me había prometido jugar conmigo y mis muñecas ―comentó con voz infantil, tomando asiento y apoyando el codo sobre su rodilla.

Youngmi dejó de inmediato de cortar las verduras y apoyó el cuchillo sobre la mesa, deteniéndose y observando a su hijo.

―Cariño― musitó. Youngmi se acercó y le acarició sus castaños cabellos, un poco angustiada y agobiada, hecho que Jimin no obvió por estar demasiado entretenido bostezando y limpiando las lagañas de sus ojos, relajándose ante el toque de su madre.

¿Cómo podría una madre de buen corazón decirle a su hijo que su padre había sido asesinado a sangre fría?

Todavía teniendo en cuenta el hecho de lo frívolo que Minho era, y que además era su ex marido, Youngmi no podía evitar sentirse algo desolada y deprimida por la pérdida, especialmente por sus hijos.

El cadáver de Minho fue encontrado el pasado 2 de Febrero en una ensangrentada bolsa de basura, descuartizadas todas sus extremidades en pequeños trozos y junto con unas azulinas quemaduras extrañas en algunas partes del cuerpo, a excepción de los pies, los cuales, junto con los zapatos habían desaparecido misteriosamente. Los médicos que realizaron la autopsia juraban no haber visto nunca nada igual. Las marcas simulaban tener formas similares al ojo humano, incluyendo unas pintas negras en el centro del manchón.

Ningún vecino fue capaz de ver nada, ni tampoco tuvieron la oportunidad de escuchar algo. Al día siguiente, la única pista que lograron encontrar los familiares y todo el vecindario fue una casa de muñecas, la misma casa que Youngmi le había regalado a su pequeño por su sexto cumpleaños. Finalmente, Jimin se vio obligado a confesar que había estado jugando con sus muñecos allí y junto con Taehyung el día de su cumpleaños, pero no fue castigado. Sin embargo, está estrictamente prohibido para él y su hermana la sola idea de pisar la tierra del patio trasero.

―¿Puedo ir después a casa de Tae?

Su madre suspiró agradecida por el cambio de tema.

―Uh, claro. Está bien, supongo, ¿La mamá de Taehyung lo sabe?

Jimin asintió, todavía prestándole atención al trozo de plástico.

― Entonces, claro que puedes ― Youngmi le sonrió cuando recibió por fin los marrones topacio imperial* de su hijo sobre ella ― ¿Me ayudas con la comida?

( ... )

― Adiós ―se despidió de nuevo con la mano, trotando con su rosada mochila hasta desaparecer por la portezuela de madera.

En el momento de pasarle el cerrojo desde fuera, notó que algo hacía imposible cerrar del todo la puerta. Frunciendo el ceño y reuniendo energía, intentó con todas sus fuerzas lograr por fin ponerle el candado.