Para ti, que no me vas a leer.

26 1 0
                                    

Hoy, recuerdo ese 19 de enero, cuando me llegó un mensaje a Instagram, que en pocas y escuetas palabras, solo agradecías que te hubiera dado los "me gustas", pero lo que tú no sabías, era las inmensas ganas que tenía de seguir hablando contigo, porque seamos honestos, me pareciste el chico más guapo que había visto en mucho tiempo y tenías algo, que me llamaba a conocerte. Y de ahí, el siguiente mensaje y el siguiente, hasta que con poco más de diez mensajes intercambiados, me pediste hablar por WhatsApp... ¿Quién me iba a decir a mí, que esa iba a ser la mejor decisión que habría tomado en mucho tiempo?

Al principio, no le di mucha importancia a nuestras conversaciones, tarde o temprano te cansarías y dejaríamos de hablar. Pero la sorpresa llegó cuando el 7 de febrero, me dijiste un "te quiero" al que no sabía que contestar pero que me dejó con una sonrisa por más de una semana, aunque nervioso me habías dicho, que podía olvidar ese mensaje, pero créeme, que el "yo también te quiero" que dije esa noche, era el más sincero que había dicho en toda mi vida, y a partir de ese momento, supe que había encontrado a una persona que de verdad quería y no pensaba separar en mucho tiempo de mi lado. Aunque el destino fuera un caprichoso que no iba a dejar que mis planes funcionaran y como siempre, se riera de mi, con más de una estruendosa carcajada.

Se lo conté a mis amigas, muy emocionada y sin caber en mi propia sonrisa y éxtasis de felicidad. Ellas se alegraron mucho y me felicitaron por, haber conseguido superar al otro chico que había marcado un poco mi vida anteriormente a ti, pero lo que ellas no sabían es que contigo había superado mucho más que eso.

¿Recuerdas nuestra primera pelea y lo que conllevó a nuestra primera llamada? Sin saberlo, tu voz se había convertido en esa decima sinfonía inacabada de Beethoven, una melodía que querría escuchar por mucho tiempo más y que aún a día de hoy, sigue poniéndome la piel de gallina. Después de esa llamada, me dijiste que te había tranquilizado mucho el haber hablado conmigo y he de decir que a mi también me tranquilizó, de una manera que no habían conseguido jamás.

Aún recuerdo, cuando recibí el primer audio con tus amigos, esos dos chicos que realmente me cayeron súper bien, pero mi favorito siempre seguirás siendo tú. Recuerdo cuando me dijeron que nunca te habían visto tan enchochado con una chica y ¡madre mía! casi gritaba de felicidad en mi casa, parecía una niña pequeña con un juguete nuevo, que cuida más que nada y que nadie, ya que lo que estaba en juego, una vez más, era mi pequeño corazón de cristal.

Después de ese día, todo era maravilloso, vivía en una burbuja, que pronto explotaría, pero que intentaba mantener, por todos los medios a flote.

Llegó San Valentín y por primera vez, solo tenía una sonrisa en la cara, porque aunque no fueras mi novio, yo te consideraba como tal y solo unos días después, ¡Por fin te iba a ver en persona! no podía estar más nerviosa, pletórica e insoportable, de las ganas que tenía. Todo lo que había esperado, por fin se iba a hacer realidad.

Tenía un miedo terrible, ¿y si no te gustaba? ¿y si ese día conocías a otra chica que te pareciera mejor que yo? ¿y si todos esos "te quiero" eran falsos? y muchos otros "¿y si...?" que tú me aseguraban que no eran más que paparruchas, que todo iba a ser genial y que te daba igual todo lo demás.

Esas palabras si que fueron paparruchas y yo, como toda chica que vive en una nube, te creí.

Llegó el sábado 17 de febrero y me había levantado temprano ese día, pues me iba desde por la mañana a casa de mi amiga. Empezamos ese día hablando muy pronto y una hora antes de vernos ¡Nos peleamos! no podía parar de llorar y de pensar que lo hacías porque no querías verme. Tu amigo intentaba tranquilizarme a mi, a ti y que todo volviera a ser como hacía cinco minutos, porque de los mismos nervios, parecíamos dos críos que se peleaban por tener el disfraz más chulo de la tienda. Finalmente cogiste el móvil y hablamos tranquilamente, lo habíamos arreglado justo a tiempo.

Cada segundo que nos acercábamos a la hora de vernos, más insoportable estaba. Mis amigas me pedían que me tranquilizara, pero no podía ¡Iba a verte por fin! después de un mes hablando. Llegamos a la escena del crimen, porque todo lo que ocurrió después de ahí, fue el recorrido que siguen la policía científica en un asesinato, que en este caso, fue mi corazón que dejó de funcionar bien en nuestro primer abrazo.

Fue una noche mágica, hasta que nos fuimos solos. Al principio, todo perfecto, pero cuando se acercaba la hora de irnos, estaba cada vez más segura, de que aquello, iba a acabar ahí. En unos simples besos y poco más que pudimos hacer.

Nos despedimos y yo sabía que esa iba a ser la última vez que nos viéramos. Lo que yo no sabía es que, el destino tenía un as bajo la manga. Y ya no le valía el crimen que había cometido días antes, sino que, necesitaba más.

Justo un mes después de habernos conocido, llegó la flamante noticia, ibas a ser padre. El 19 de febrero, marcó un antes y un después en mi vida, y cuando me lo contaste, solo llegaba a mi cabeza la canción de Tony Dize. Que aunque esa hablara del 19 de abril, ese es un número que se quedó a fuego en mi cabeza, y sus primeros que dicen así: "Hoy pienso en aquel 19 de abril, cuando delante de todos te prometí, que la vida podría fallarme alguna vez, pero que pasaría el tiempo junto a ti. Lo tengo todo mas de lo que un dia pensé, pero sin ti no tengo na, no se que hacer, saque la puntuación más alta en el amor sin ti de nada vale" y es que me había graduado y con mención honorífica en una asignatura que tú mismo habías creado y que no tenía validez ninguna.

Intentaba, por todos los medios ponerme en tu lugar y en el de esa chica, porque podría haberme pasado a mí. Lo conseguí, créeme que lo hice. Y no podía parar de llorar, no porque fueras a ser padre, sino porque nuestro pequeño infinito, se había acabado sin apenas haber empezado.

Ese día, me dijeron la mentira más bonita y dolorosa del mundo: "hacen buenas pajera y son bonitos juntos". Juro que nunca me había sentido tan destruida, y lo más que pude hacer fue pedirte un beso. Que aunque casto, me quedaría un sabor agridulce que no iba a volver a probar jamás y sé que estoy en lo cierto.

Tocó la hora de irme y sabía que esa noche no iba a poder dormir ni un minuto. Llegué a casa y en brazos de mi madre, como cuando de pequeña me hacía una herida en la rodilla, que deseaba con todas mis fuerzas que volviera a ser una herida tan insignificante como esa y no en mi pecho, rompiéndome en mil pedazo, rompí a llorar. Ella, sabia como siempre, me hizo una simple pregunta: "¿a ti te importa que lo tenga?" y Dios me libre, pero nunca había estado tan segura de una respuesta. No me importaba, para nada, nunca me importó. Es tu pasado y yo creyendo ser tu presente y tu futuro, pero como dije unos párrafos más arriba. El destino no quería eso para mí. Nunca lo quiso y nunca lo querrá.

Al día siguiente, mi mejor amiga solo podía darme palabras de consuelo. Yo no paraba de llorar y me sentía rota por dentro. Sabía que esto había llegado a su fin. La pequeña historia de amor efímero, se quedó suspendida en el aire sin que nadie la escuchara. Porque nosotros nunca quisimos contarla. Era un pequeño secreto que nos llevaríamos a la tumba.

Siguen pasando los meses, ya va para siete el mes próximo y aún me pongo nerviosa cuando de la nada veo un mensaje tuyo. Cuando me llamas de repente, sin venir a cuento y solo por hablar unos minutos que después me dejan horas pensando en ti.

Aún, siento mi corazón brincar de alegría cuando simplemente me miras tras una pantalla sin decir nada. Quizás lo nuestro no está destinado a ser, porque para ser, deben estar aceptado por ambas partes y sé que tú, nunca sentiste ni una cuarta parte de lo que decías sentir. Y con veneno en los labios, comí de la manzana prohibida que todos me decían que no mordiera. Te creí como nadie lo hubiese hecho en la vida y te quise... te quiero como nadie lo hará nunca.

Y solo me queda decir, que todos los caminos llegan a Roma. Que si al final si eres el amor de mi vida, te esperaré al final de la meta. Solo, por favor, no tardes mucho en llegar, aún tienes mucho trabajo con este pequeño corazón roto.

Dreams Of Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora