Primeros auxilios

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Al llegar a la enfermería, se encontraron a Madame Pomfrey atendiendo a Ginny Weasley, la hermana de Ron; de una torcedura causada por una caída de su escoba durante el entrenamiento de quidditch del día de ayer. No había ido antes, según explicó a la enfermera, porque no fue sino hasta ese momento en que sintió molestias en su brazo. Nada más verlos entrar se quedó boquiabierta, y se hubiera abalanzado sobre Harry si Madam Pomfrey no la hubiese detenido. Ésta avanzó hacia los chicos, y al ver el estado del muchacho que traían cargando, comenzó a darles órdenes.

— ¡Rápido chicos, pónganlo en esa cama! — Les dijo la enfermera. Luego de hacerlo, se retiraron un poco para que Madam Pomfrey lo revisara. Mientras tanto, Hermione acompañó a Luna para que se cambiara de ropa a su dormitorio en la torre de Ravenclaw.

— Madame Pomfrey — comenzó a explicar Harry —, debemos decirle algo. Al parecer la magia no sirve con este chico, y no sabemos por qué. Ni siquiera sabemos si es mago o no.

— ¿Cómo dice señor Potter? — inquirió la enfermera —. Eso no es posible.

— Entonces dígaselo a él — dijo Ron, señalando al chico —, él fué el que se resistió al hechizo de levitación, y no fué nada fácil cargarlo desde el lago.

— A ver, a ver, cuéntenmelo todo desde el principio — dijo Madame Pomfrey, sin dejar de revisar al muchacho. Los chicos le relataron lo ocurrido, y aún así, la enfermera intentó hacerle algunas curaciones con magia, pero nada de lo que hacía parecía funcionar. En eso, Ginny se acercó al grupo.

— Este... — comenzó a decir tímidamente, extrayendo una pequeña botella de su túnica —, creo que esto servirá. Mi padre me la dió en caso de que me golpeara al entrenar, dice que es medicina muggle y que la ha visto funcionar. Tarda un poco más que las pociones, pero quizá le sirva a él.

— Bueno, probémosla — dijo Madame Pomfrey. Comenzó a aplicar el líquido marrón en las heridas del chico, quien sin despertar hacía muecas de dolor, pero luego de un momento pareció sentirse mejor.

— Parece que funciona — dijo Ron —. Creo que estos muggles también tienen su magia.

Al poco rato, las heridas dejaron de sangrar y el chico respiraba normalmente. Luego de que los muchachos le desvistieran, la enfermera le puso vendajes en el torso, y Ginny estaba impactada al ver la musculatura del joven, quien además se veía muy guapo. Cuando la enfermera terminó. el profesor Dumbledore entró a la enfermería.

— He venido porque me encontré a las señoritas Granger y Lovegood — explicó el anciano mago —, y me contaron del incidente del lago. Estoy aquí para ver el estado del joven, quien por lo que veo no es un mago.

— Así parece, señor — dijo Harry —. Lo extraño es que la magia no lo afecta en nada. Madame Pomfrey lo curó con una medicina muggle.

— Así es profesor — confirmó la enfermera —, además, los niños dicen que no pudieron traerlo levitando, y todos ellos lo intentaron.

— Todos menos Luna — dijo Ron recordando —, ella estaba muy impactada por haberlo encontrado.

— Vaya, que interesante — respondió Dumbledore —. Jóvenes, Madame, tengan la bondad de acompañarme a la oficina de la enfermería, por favor.

Todos asintieron y siguieron al profesor hasta la oficina. Por el gesto del director, no parecía que les fuera a dar buenas noticias.

— Jóvenes — comenzó a decir, dirigiéndose a Harry, Ron y Ginny —, es de admirarse que tengan tan buena voluntad para ayudar al necesitado, y espero que eso no cambie nunca. Pero ahora debo decirles que tal vez tengamos problemas cuando ese muchacho despierte.

— ¿Cómo dice señor? — dijeron los chicos, intrigados —. Pero si no se ve peligroso.

— Lo sé — dijo el viejo maestro —, y eso es lo que lo vuelve peligroso. Por todo lo que me han contado ustedes y Madame Pomfrey, creo que tenemos descansando aquí a un muggle de un tipo muy especial. Un muggle sabueso.

— ¿Eeeehhh? — dijeron los chicos, poniendo cara de duda —. ¿Y qué significa eso, profesor?

— Permítanme explicarles —dijo el maestro —. Ustedes recordarán por sus libros de historia de la magia — Ron y Harry hicieron gesto de disimulo, pues casi nunca tocaban sus libros de historia de la magia —, que los muggles y los magos y criaturas mágicas en general no han sido muy afines casi nunca. Aún hoy, los magos llegamos a ser mal vistos por algunas comunidades muggles, quienes creeen equivocadamente que la magia y quienes la representan están íntimamente relacionados con el mal. Tan es así que, buscando "protegerse" de la magia y de los magos y brujas, algunos muggles comenzaron a entrenarse para sostener fieras luchas contra los representantes de la magia, en el entendido de que debían liberar al mundo de la mala influencia de la magia en sus vidas.

— Es cierto — comentó Ginny —. Papá siempre cuenta historias de muggles que descubrieron a magos conviviendo en su mundo, y que se alejaban de ellos como si tuvieran alguna plaga.

— Ese es el caso más leve — continuó Dumbledore —, en aquellos días las cosas llegaron más lejos, pues ocurría que los muggles que se atrevían a desafiar a los magos de entonces solían terminar seriamente lastimados, pero nunca muertos. Hasta que en una ocasión, un niño muggle terminó muerto por accidente, al encontrarse un joven dragón que experimentaba con su fuego. La gente de su pueblo le dió caza, pero un mago que conocía a esa familia de dragones quiso defenderlo, y el pueblo se le echó encma sin escucharlo, y aunque el mago se defendió, terminó sucumbiendo ante la furia desencadenada de esos muggles.

— Vaya, eso es impresionante — dijo Hermione, quien iba entrando a la oficina y había escuchado parte de la conversación.

— De ahí en adelante — prosiguió el director —, hubo muchos muggles que se atrevieron a luchar contra los magos, en pos de aniquilar esa "cosa mala" llamada magia de sus vidas. Cada vez que uno de ellos vencía a un mago, se iba haciendo más y más fuerte, adquiriendo cada vez más habilidad para rastrear y encontrar magos y criaturas mágicas, al tiempo que se volvían también más resistentes a la magia, y si tenían hijos, éstos heredaban de sus padres estas habilidades. Por esas habilidades, los magos comenzamos a llamarlos "sabuesos". y es por ellos que la comunidad mágica tiene que esconderse, pues aún hoy cualquier mago podría encontrarse con uno de ellos, y generalmente no sería muy agradable.

— ¿Profesor, por qué dice "generalmente"? — preguntó Harry —, ¿Ha habido excepciones?

— Pues, aunque estoy convencido de que debe haber más; sólo puedo constatar una — contestó el profesor —, pero gracias a ella, puedo decir algo a favor de los muggles sabuesos: Si en ellos nace un sentimiento de amistad lo suficientemente fuerte para que lo expresen, a quien se lo digan tendrá la seguridad de que contará con él para siempre, sea mago o muggle; para toda la vida, y será capaz hasta de sacrificarse por esa amistad. Pero como dije, sólo conozco un caso; así que me es difícil pensar qué cosa pudiera llevar a un sabueso a hacer algo así. De todas formas, quisiera pedirles que se mantengan alejados de este chico, y que no comenten a nadie más de su presencia hasta que investigue de dónde vino y decida cómo regresarlo a su lugar de origen. Señora Pomfrey, hay que tomar precauciones para cuando este muchacho se despierte.

— ¡Ay, ay, ay, no! — dijo Hermione de repente, asustada.

— ¿Qué te pasa. Hermione? — le preguntó Ron.

— Yo, yo...— contestó ella, titubeante —, yo llegué aquí con Luna, y vimos luz en la oficina así que ya veníamos hacia acá cuando el chico se movió e hizo ruido, y Luna me dijo que se quedaría con él por si despertaba y nos avisaría...

— ¡¡¡¿¿QUÉEEE??!!! — gritaron Harry y Ron, al tiempo que empezaban a correr hacia la puerta —, ¿Luna está SOLA con él, y se está despertando?

Al salir de la oficina corrieron al pasillo de las camas, y vieron asustados desde lejos que el muchacho sostenía las manos de Luna en una mano, y la otra la acercaba al rostro de la rubia. Ron no pudo más, y sacando su varita apuntó hacia la cama.

— ¡¡DESMAIUS!! — gritó Ron.

— ¡No Ron! — le gritó Hermione —, ¡Lastimarás a Luna!

Pero ya era tarde. El hechizo se dirigía veloz hacia la pareja, y no había forma de detenerlo.

Harry Potter y el muggle sabuesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora