¿Amigo o enemigo?

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El conjuro de Ron se dirigió velozmente hacia su objetivo. Todos miraban con horror, pensando en las fatales consecuencias, y no dieron crédito a lo que sucedió. El chico había volteado al escuchar el ruido de los demás, y al ver el hechizo que se acercaba, con reflejos inhumanos abrazó a Luna, envolviéndola con su cuerpo; logrando que el embrujo lo golpeara de lleno en la espalda sin que tocara a Luna. Al disiparse el hechizo, todos se acercaron corriendo, creyendo que había tenido efecto en ambos.

— ¿Lu-Luna? — dijo Ginny con cautela — ¿ Estás... estás bien?

Al no haber respuesta, Ron se acercó y tomó al muchacho por un hombro, para quitarlo de encima de Luna; pero al hacerlo el chico giró y lo tomó del cuello con una fuerza inaudita, quedando cara a cara. Ron entonces pudo ver la furia del chico reflejada en sus ojos, que se volvieron del color de la plata y refulgían al mirarlo.

— ¡FUISTE TÚ! — gritó el joven, apretando la garganta de Ron. Todos estaban impactados, y nadie se movía por temor a lo que pudiera pasar. Harry y Hermione pensaban a toda velocidad en alguna idea para librar a su amigo, mientras Ginny estaba a punto de llorar. Finalmente, Luna fue la que reaccionó.

— ¡NO, NO LO HAGAS, ES MI AMIGO! — gritó con desesperación, viendo que Ron casi se ahogaba. El muchacho se detuvo, y sin soltarlo, miró a Luna.

— ¿Tu... amigo? — dijo dudoso, mientras comenzaba a soltar a Ron — ¿E-entonces... tú... también eres... una bruja?

Luna sintió que se perdía en la plateada mirada del chico, y asintió lentamente. Él, por su parte, había soltado a Ron, y parecía sostener una batalla consigo mismo como si le costara mucho contener su furia. Cerró los puños con tanta fuerza, que sus palmas comenzaron a sangrar, y se quedó quieto, temblando delante de Luna. De repente, hizo un gesto de dolor y cayó frente a Luna, mostrando al caer una hipodérmica clavada en un hombro. La enfermera Pomfrey y el profesor Dumbledore, se acercaban en ese momento.

— Je, yo también conozco algo de medicinas muggles — le dijo Madame Pomfrey a Ginny, al pasar junto a ella. Al llegar con el muchacho, le quitó la hipodérmica y limpió el pinchazo. Ginny comprendió que Pomfrey había hecho levitar la inyección, proyectándola hacia el chico para hacerlo dormir. Luego de acomodarlo en la cama, volvieron a la oficina para hablar.

— Señor Weasley — comenzó el director —, reconozco sus buenas intenciones al tratar de salvar a la señorita Lovegood, pero actuar tan precipitadamente pudo haber traído consecuencias desastrosas. Le recomiendo que controle sus impulsos, no sea que en otra ocasión no tengamos tanta suerte.

— Sí... sí profesor, perdóneme. Perdónenme todos por favor — dijo Ron, estaba muy avergonzado, sobre todo con Luna, a quien no se atrevía a mirar.

— No importa Ron — dijo Luna sonriendo —, de todas formas, gracias por defenderme.

Ron se sonrojó más de lo que ya estaba, pero igual sonrió.

— Bien, bien — dijo Dumbledore, satisfecho con la disculpa —. Ahora, señorita Lovegood, háganos favor de contarnos lo que pasó desde que llegó a la enfermería con la señorita Granger, si pudo hablar con el muchacho, y qué fue lo que le dijo, por favor.

— Bueno, no fue mucho — dijo Luna, recordando —. Hermione me llevó a mi dormitorio, donde me cambié de ropa y ella me esperó, luego vinimos hasta acá para ver qué había pasado, y al pasar por la cama del chico vimos que se movía y hacía ruido, y le dije a Hermione que se adelantara a la oficina, pues habíamos visto luz, y yo me quedé con el chico por si se despertaba y no se sintiera solo.

"Esta Luna, siempre tan sensible" pensaron todos.

— Luego de que Hermione se fue — continuó la rubia —, fui hasta la cama del chico, y éste ya se había despertado. Le dolían las heridas y la cabeza, y me preguntó dónde estaba y quién era yo.

— ¿Y qué le dijiste? — preguntó Harry, impaciente.

— Le dije mi nombre, y que estábamos en la enfermería de mi escuela — dijo Luna —. Luego le pregunté su nombre, pero dijo que no lo recordaba, ni tampoco recordaba qué le había pasado y se disculpó conmigo. En ese momento se enderezó, y se sentó en la cama con mucho trabajo. Luego volteó a verme y me sonrió, tenía unos ojos muy lindos color miel.

— ¿Le dijiste que somos magos y brujas? — preguntó Hermione, sin atender al comentario.

— No, supuse que era mago y que al decirle que estaba en Hogwarts lo sabría, pero parece que no fue así.

— Señorita Lovegood — pidió el profesor Dumbledore —, por favor, continúe con su relato.

— Sí profesor — dijo Luna —. A ver... ah sí. Entonces, le dije que tenía bonitos ojos, y él dijo "gracias". Y preguntó cómo fue que habíamos llegado, y mientras le contaba, dijo "tú también tienes ojos bonitos, pero tu pelo no deja verlos", y me tomó las manos cuando me iba a quitar el pelo de la cara, y quiso hacerlo él, y levantó su mano para hacerlo, y...

— Y luego ¿qué? — interrumpió Ginny, olvidándose del peligro que acababan de pasar.

— Y luego entraron ustedes corriendo, fue cuando Ron lanzó el hechizo — finalizó Luna —. Lo demás ya lo saben.

Dumbledore se quedó pensativo. Tenía que encontrar la forma de que sus alumnos no corrieran más riesgos, y proteger a los que no sabían de la existencia del chico muggle en el colegio. Por fin, tomó la palabra.

— Bien, tenemos que hacer algo con este chico, y creo que ya es urgente. Señor Potter, señor Weasley, necesitaré su ayuda después de sus clases. Por favor, avísenle a la profesora McGonagall que tengo un trabajo especial para ustedes, ella entenderá. Señoritas Granger y Weasley, hagan favor de buscar al jefe de la casa Ravenclaw que venga a hablar conmigo en cuanto le sea posible. Madame Pomfrey, no pierda de vista al muchacho. Señorita Lovegood, debo hablar un momento con usted.

Luego que todos salieron, Luna se quedó a solas con el viejo profesor, esperando a saber qué le quería decir.

— Señorita — le dijo Dumbledore —, la razón por la que la hice quedarse es porque, en un principio, quería explicarle todo lo que no escucho de la plática que sostuve hace un rato con sus amigos. Pero, después de ser testigo de los eventos de los que usted fue protagonista, cambié un poco de opinión. Dejaré que sean sus amigos los que le digan todo lo que aquí se habló, pero quisiera pedirle un gran favor.

— Usted diga profesor — contestó Luna resuelta.

— Me pareció notar que el chico misterioso tiene un cierto interés en usted, muy diferente al de su condición. Se me ocurre pensar que tal vez usted sea la única persona capaz de acercarse a ese chico, al menos por ahora, y razonar con él, en caso de que las cosas, bueno, se vuelvan un poco difíciles. Pero a la vez, no quiero que se arriesgue ni que corra peligro, por eso, si usted así lo decide, no dejaré que ese muchacho se le acerque más. Por lo tanto, le pregunto: ¿Quisiera usted ser el canal de comunicación entre nosotros y ese joven, para así poder ayudarle?

Luna se sorprendió, pues nunca pensó en que el mismísimo director de Hogwarts necesitara alguna vez de su ayuda. Pero fiel a su costumbre, contestó casi sin pensar.

— Lo haré maestro. No lo defraudaré y me cuidaré mucho.

— Bien, muchas gracias señorita. De cualquier forma, le pido que nunca vaya a ver a ese chico sola, ¿de acuerdo?

— De acuerdo, maestro —dijo Luna —. ¿Y qué va a pasar ahora con él?

— Le buscaré una habitación confortable, pero lejos de los demás alumnos, hasta que no sea un peligro para todos, y hasta que investigue quién es y de dónde vino, para ayudarle a regresar a su casa.

— Gracias profesor — dijo Luna al retirarse. Se entristeció un poco al saber que el chico tendría que irse pronto, pero no sabía por qué se sentía así. Se encaminó a sus clases, pensando en cómo era posible que ese joven fuera inmune a la magia, por qué no la había atacado como a Ron, y por qué se había puesto tan violento, si se veía tan dulce... y guapo...

Harry Potter y el muggle sabuesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora