Nineteen.

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Hoy era un día sin nada interesante, literal solo fui a la escuela y volví a mi casa, terminé en el sillón como chica floja que soy.
La televisión no tenía nada para aportarme, youtube tampoco, siquiera sabía que canción escuchar ¿tendría que descargar nuevas canciones? Suspiré sonoramente quitándome los blancos auriculares y tirandolos junto a mi celular a un lado del sillón donde aún me encontraba.
En mi mente una caja de jugo apareció, abrí el refrigerador después de encontrar mi "fuerza de voluntad" e ir hasta la cocina con pasos lentos y arrastrados. Desgraciadamente solo había una pequeña caja de jugo, este era de manzana ¿Frutilla dónde estás? En fin, solo lo tomé para luego volver a mi sitio de origen, el cómodo y oscuro sillón de mi abuela. Bebía mientras miraba la apagada TV, realmente no sabía que hacer en este momento, no tenía tarea, la casa estaba limpia y mi habitación ordenada.

— Buenas tardes -dijo alguien desde la ventana que justo daba a la sala, me pareció muy extraño ¿Estaba abierta?- ni te asustes, de casualidad pasé y te vi, es raro, pero tenía que saludarte.

Jungkook, aquel chico del festival de hace unas semanas. Habíamos hablado desde entonces por chat, pero casualmente me vio al pasar por la vereda de la casa. Lo invité a pasar y él -muy sonrojado- aceptó pasar.
Me contó que él vivía por ahí y que estaba dando una vuelta porque tampoco tenía algo que hacer, al menos me entiende.
Poco a poco ganó que yo me sienta más cómoda con él y hasta le dije que si a salir algún día ¿Cita? No, esas cosas no me van, no estoy hecha para eso.
Pronto tuvo que irse porque su madre preguntándose donde había ido lo llamó, pero lo que estuvo en mi casa hizo que me divierta un momento y olvide totalmente que no tenía nada interesante que hacer.
Me levanté para dar un par de vueltas por mi casa, miré cada detalle, cada pequeña cosa que podría jurar ya conocer, pero aún así no recordaba específicamente. Paré en seco al ver que había una carta sobre la mesa del comedor, estaba abierta. Revisé un poco y era algunos papeles que provenían de mi padre, sin pensarlo dos veces volví a dejar todo en su lugar.
No planeaba observar esos papeles, no vi que eran, pero la flojera era más fuerte que la curiosidad, y mi odio también.
Tampoco planee salir de mi casa, pero quería más jugo y justamente de fresa, necesitaba aquello más que nada, seguramente terminaría comprando también algún snack, no me vendría mal de todos modos.
Caminé hacia la salida de mi hogar abrigada de pies a cabeza, llevaba hasta 2 pares de calcetines -si, sentía mucho frío a tal extremo- y mi bufanda tapaba mi nariz levemente enrojecida por el helado clima.
Justo cuando pasé la puerta de la tienda solté un estornudo que hizo que me detuviera, al parecer detrás mío había alguien que chocó conmigo cuando paré de caminar.

— Mierda, ¿Por qué te pones en medio del pu-.. -me volteé para mirar a la persona que estaba maldiciendome-- .. camino?

— ¿Yoonji? -ella estaba algo sorprendida y yo reí ante eso- ¿Qué pasa? No es como si nunca me vieras.

— Es que no imaginé que te vería aquí.

Caminamos a paso lento por la tienda buscando cada uno lo que iba a comprar, nos acercamos a la caja para pagar y el mismo chico de siempre -Donghyuck- nos atendió. Su mirada estaba sobre mi casi todo el tiempo, mis ojos también se posaron en él, pero en mi caso fue para preguntarle algo.

— ¿Vas a seguir mirándome? -Aquel chico soltó una risa y siguió poniendo las cosas en las bolsas.

— Bueno, ya debes estar acostumbrada a que te miren, tienes un cuerpo y un rostro muy bonito.

Su tono de voz era coqueto, yo ni me inmuté, pero Yoonji agarró el cuello de la camiseta de Donghyuck y este solo lo miró serio. Coloqué mi mano en el brazo de mi amiga y ella me miró inmediatamente, soltó al chico.
Cuando terminó con las bolsas pagamos y nos fuimos.

Be my friend | Min Yoongi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora