Be my friend | Min Yoongi.

Twenty Four.

Desperté con todo mi cabello revuelto en el rostro, veía el sol entre el, cerré los ojos para que la luz no me moleste tanto.
Me di cuenta que no estaba sola, sino que Seokjin estaba a mi lado durmiendo como toda diva, con un cubre ojos color rosado y en total quietud, casi perfecto.
Me senté en el colchón y me estiré con no mucho éxito de quitarme el dolor de espalda. Salí de la tienda para encontrarme a Yoonji sentada cerca de la fogata ya apagada, restregaba sus ojos rasgados con somnolencia, me puse a su lado sin mirarla.

— Supongo que, buen día -dijo viendo la hora en su celular- ¿A qué hora nos iremos?

— Después de desayunar, creo -Hoseok salía de una de las tiendas, justo de la de al lado salió Dahyun- Buenos días.

Cuando Jin se levantó comenzó con el desayuno, era café con galletas nada muy elaborado, pero suficiente para todos. Nos encaminamos después hasta el campamento de los señores Kim, para poder cumplir la promesa de ir a saludar a Yerin antes de que se vayan.
La pequeña estaba sentada en uno de los troncos con a penas los ojos abiertos, al verme dió un salto y se acercó a mí a toda velocidad.

— ¡Yewon unnie! -gritó eufórica y me abrazó- pensé que no vendrías.

— Que poca fe me tienes, Yerinie -me agaché a su altura- debo irme en unos minutos, solo vinimos a saludar, pero algún día podemos vernos otra vez.

Asintió algo triste, parecía que su hermana se iba de nuevo prometiéndole volver en poco tiempo, pero eso no era muy posible, así pensé que ella sentía ese momento, lo malo era que yo no podía hacer más, solo darle un abrazo e irme.
De vuelta en la apagada fogata de mi campamento, miré como todos juntaban sus bolsos y mochilas para ponerlas en el auto del padre de Dahyun, menos yo, mis cosas ya estaban ahí. Eran aproximadamente casi las dos de la tarde y recién estábamos listos para subirnos en esa cosa con ruedas que nos llevaría a nuestras casas.
El camino era igual que la ida, nada me sorprendió, pero era un bonito paisaje que apreciar, más por la razón de que soy de esas personas que se queda mirando el exterior al viajar -Si no me dormía, claro- ya que no había nada que hacer dentro de un auto con aquel silencio que provocó el cansancio.

— Ya llegamos, Won -me despertó Seokjin sacudiendome un poco- dormiste la mitad del viaje, niña floja.

Nos despedimos de Dahyun y su padre. Bajamos para separar caminos por escasos pasos y llegar a nuestras cómodas, confortables, preciosas casas.
No vi a mi abuela, me pareció extraño ya que los domingos no trabajaba, pero quizás había salido a algún lado.
Subí las escaleras con el peso de mi equipaje y al llegar a mi habitación todo ese peso calló al piso, bueno, lo deje caer, igual que yo, también me tiré, pero a la cama, me dormí tan rápido que ni yo me di cuenta en que momento toqué la almohada con mi cabeza.

Abrí los ojos con la extraña sensación de haberme encogido bastantes centímetros, definitivamente era un sueño donde yo era pequeña, de nuevo.
Me levanté bajando de un salto de mi cama, como la anterior vez me miré al espejo, aquel pijama se repetía, si era el mismo sueño me iba a volver loca.
Bajé escalón por escalón con precaución, se me hacían gigantes y me asustaba un poco. Llegué hasta la cocina y vi a mi abuela suspirando con algo de estrés.

— Ah, Yewon -me sonrió como pudo- ¿Quieres desayunar o volverás a no comer como todos estos últimos días?

Sin comer.. últimos días.. no podría ser cierto ¿Estaba soñando con lo que pasó después de la separación de mis padres?

— Lo haré, comeré algo.

Mi respuesta pareció sorprender a mi -joven- abuela, ella me abrazó fuerte y volvió hacia la mesada para poder empezar a hacer algo que no terminé de ver porque volví a la realidad.
Me sentí mal, no recordaba ese día, quizás siquiera pasó así, pero estoy segura de que ella se sentía de esa manera, que estaba preocupada por todo, mi alimentación, mis padres, hasta seguramente mi abuelo y su reciente fallecimiento.