Capítulo XX: Contoneos.

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Milo llegó algo temprano de hacer sus rondas, pero ,entre tanto, el sol se había ocultado.
 El rubio se encontraba en la cocina ayudando con la cena, cuando camus preguntó:

— ¿Amor te sientes bien? — 

— Sí, solo que creo que me resfrié — dijo con una sonrisa de oreja a oreja

— Mejor sube, esto lo terminaré yo — señaló regalándole un beso en los labios

— Está bien —

Subió a la recámara y Camus se quedó en la cocina un rato más.

— Mira te hice una sopa — inquirió el francés, algo apenado mientras se acercaba a la cama.  Pues ya habían pasado casi media hora y al parecer era muy ágil cocinando —

— Ohh gracias Cielo — .

— Pero antes bebe esto — le acercó un vaso de agua con unas medicinas — te sentirás mejor en poco tiempo. — luego de esto Camus acomodó las almohadas de Milo para que se pudiera sentar más cómodo. Le puso la bandeja  sobre las piernas y se sentó a su lado .

— Es necesario que me consientas tanto — dijo  burlón,  haciendo que su novio se ruborizara — Creo que podría acostumbrarme y eso sería peligroso —

—¡ Yaa Milo! ,  no te estoy consintiendo,  te estoy cuidando que es muy diferente — objetó dejando de nuevo en el plato la cucharada,  que hacía solo unos segundos llevaba a la boca de su amado. 

— Cam — sollozó y el pelirrojo lo miró atento — Me encanta como eres,  no lo sé,  tienes una belleza rara, como ningún ser humano en este mundo — Camus sonrió apenado — es como sí... Me  me embrujaras — quitó la bandeja,  se acercó al pelirrojo, lo tomó de la cintura y lo besó apasionadamente — Te amo , lo sabes verdad—

El chico acarició el largo cabello de Milo — Claro que lo sé,  te encargas de demostrarmelo todos los días — sollozó en el mismo momento en que el rubio lo jaló acostandolo en la cama ,  y rodeaba su abdomen con uno de sus brazos,  mientras el otro se apoyaba en la cama.  — ¿ Qué haces cielo?  — giró un poco su cuerpo para mirar bien a su pareja. 

—  Quiero hacerte el amor — indicó  mientras su dedo recorría el pequeño espacio de piel descubierta que dejaba la remera.

— Oh M-milo espera — musitó camus a la vez que el rubio le besaba el cuello — E-espera,  ¿no que estás enfermo? — lo alejó un poco. 

— Cam tú...  — Mordió su lengua soltando un estruendoso suspiro. — Olvídalo — bajó de la cama y pasó las manos por su rostro estresado.

— Hoy no Milo — pidió sentándose en la cama. 

—  Camus....  — mencionó dándole la espalda — contigo nunca — terminó,  antes de azotarle la puerta del baño en la cara. 

— Maldita sea — maldijo camus, para luego llevarse la mano a la cabeza y dejarse caer de nuevo sobre las sábanas  — ¿Qué mierdas te pasa? —

Este se encontraba en la ducha,  su frente estaba inclinada en la pared  y su cabello caía como cascada, ciertamente estaba molesto al ver que Camus de un tiempo para acá se oponía a cualquier contacto más "profundo".

Se enderezó cuándo escuchó un golpeteo en la delgada puerta de vidrio verduzco de la ducha.  Volteó y ahí estaba él.  Su novio estaba frente a él con una coleta en su cabello, su abdomen desnudo y alrededor de sus caderas, una toalla. 

— Cam ¿qué haces? — preguntó estúpidizado al verlo de tal manera,  pues segundos después este desenrollaba la toalla y entraba a la ducha con un contoneo sensual , dejandolo inmóvil, admirando su belleza. 

— Oh Milo — musitó simultáneamente  que rodeaba al rubio deslizando su dedo índice por sus músculos, quedando luego a sus espaldas.— ¿Qué vas a hacerme? — susurró con un beso húmedo en su oído. 

Tal acción provocó un escalofrío en el cuerpo ajeno — Mejor dí, ¡Qué no te voy a hacer! —  señaló girando al igual que lo hizo con su pareja, para continuar besando su cuello histéricamente — Te haré mío tan fuerte que no querrás levantarte de la cama — dijo frotando su miembro en su trasero.

— Tonterías... — dijo entre leves sollozos,  pues debía aceptar que Milo lograba prenderlo en segundos.  Milo sonrió ladeado su cabeza,  le divertía, pero le encantaba y le calentaba esa personalidad atrevida y retadora que por alguna extraña razón la cual bendecia, camus había adoptado.

Tomó el miembro del pelirrojo e hizo un movimiento retráctil,  despacio,  logrando que este se tornara más erecto de lo que ya, provocando respiraciones profundas en Camus.

Milo lo volteó hacía él — M-milo ¡a-hm! — dejo escapar al sentir los labios del rubio en su entrepierna. Camus impulsaba sus caderas suave mente para sentir como su pene desaparecía en la boca ajena y luego volvía a aparecer. Para luego subir por todo su torso dejando pequeños besos.  — Milo — repetía deseoso. 

— Shhh! — sonrió  peligrosamente — Ven aquí — lo puso contra la pared de manera en que su trasero quedará expuesto ante él.  Tomó su propio pene y lo movía de arriba abajo,  permitiendo que la punta del mismo rozará la entrada de Camus.

— H-haz con migo  — gimió al sentir el contacto y los movimientos insinuosos por parte de las caderas de Milo — l-lo que quieras,  pero haz algo ya — Milo sonrió victoriosoy separó un poco las piernas del menor.  Dió un gemido al sentir  el dedo de Milo preparando la zona, era increíble la manera en que lo hacía, tanto así que Camus movía su cuerpo en busca de más y ante tal situación, Milo se endurecía más. Cam estaba bastante apretado y Milo con solo imaginarse que su dedo fuese reemplazado con otra cosa se desesperaba —

— ¿Qué sucede Cam? — preguntó con fiera excitación mientras introducía su segundo dedo— ¿T-te gusta lo que hago? — .

— ¡Oh! mierda — jadeó al sentir el índice de Milo en el punto indicado —

— Dime  — preguntó en semblante perverso.  — ¿Cam?

— ¡Ah-m! — reaccionó casí agónico al sentir el mordisco de Milo en su cuello — Házmelo ...  — suplicó al sentir la lengua del mayor bajar desde su cuello hasta se espalda, haciendo que tirara sus caderas hacía atrás, momento que Milo aprovechó para introducir su dotado miembro en él  — ¡Ah!— gritó. 

—Tú cuerpo me mata — dijo mientras le daba fuertes embestidas ,  haciendo que este se apoyara contra la pared  — grita Cam,  grita — inquirió de manera depravada mientras impulsaba a su víctima hacía adelante cada vez más fuerte. 

— Ah, ah cielos  — se escuchaban los ruidos de placer provenientes del pelirrojo

— Tonterías..   — recriminó Milo, quien con sus manos lo jalaba hacía atrás con rudeza. 

—  Milo no aguanto más — lloriqueó

— Shhh, espera un poco   — indicó saliéndose de él para luego respirar profundo — ¿cómo te gusta?  — preguntó mientras acariciaba sus piernas y glúteos

—¿ Así?  — introdujo su miembro suavemente, de manera que camus sintiera cada centímetro de longitud entrando en él. 

— Uh-mm—

— ¿O así? — añadió metiendo su pene fuertemente en un solo impulso. Provocando los gritos agónicos y locos de Camis.  En tanto Milo sólo abrió su boca en señal de placer.

— Ah-ah — dejó salir  mientras su esperma recorría la pared  y el de Milo corría por sus piernas. 

— Vaya — sonrió mirando como su semen salía del menor —   Cam quien lo diría — dijo sensualmente  mientras lo nalgueaba.

— Ya basta Milo — musitó con carmín en las mejillas — el momento de seducción terminó — rió.

— ¿ A dónde crees que vas? — dijo atrayendolo hacía él—  No he terminado contigo — aclaró tomándolo del trasero. 

— Miiiloooo .... —

En Tiempos De DivergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora