Acluofobia

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"Está por todos lados. En espacios pequeños y en espacios grandes. Durante la noche y también al amanecer. Quieres huir, pero nunca lo lograrás."

—Me enseñarás a usarlo ¿no? —le pregunté a Seungkwan y se echó a reír asintiendo.

Habían pasado ya un par de días desde que no lo veía, tenía círculos oscuros debajo de los ojos y estos estaban rojos, como si hubiera llorado tanto que fuese ya una marca permanente en ellos. Hablábamos acerca del nuevo celular que tendría en un par de semanas cuando mi madre volviera de Estados Unidos.

Estábamos sentados en el suelo, dibujábamos en unas cartulinas de colores, era una de las actividades que habían propuesto. Dibujar nuestras emociones, yo hubiera podido dibujar tantas cosas, pero terminé haciendo un intento de retrato de Seungkwan y él a su vez hacía uno mío. Éramos terribles para eso, pero me gustaba que me mirara de aquella manera, como estudiándome, como si intentase grabar todos y cada uno de mis rasgos en el papel a pesar de no lograrlo para nada. A su vez yo podía darme el lujo de observar todas y cada una de sus facciones, su sonrisa, sus prominentes pómulos. En más de una ocasión me descubrió mirándolo más de lo que dibujaba, daba alguna excusa tonta y volvía a mi trabajo.

—Eres muy guapo —llevé mis ojos hacia él, tenía una sonrisa divertida en sus labios, mis mejillas estaban calientes y cuando se rio todo mi rostro lo estuvo. Yo nunca me sonrojaba, nunca. Ahora estaba ahí esperando que la tierra me tragara entero.

—Muy bien —la guía nuevamente volvía a hablar— el viernes haremos la actividad propuesta por Seungkwan. Se trata de un baile. Será en tu casa ¿no es así? —todos lo miramos y él levantó el pulgar en forma de afirmación. Ella siguió hablando acerca de detalles que me parecieron cero interesantes.

—¿Por qué un baile? —pregunté ladeando la cabeza. Enrollábamos nuestros trabajos y los de los demás, estábamos cerca de la mesa de bocadillos. Seungkwan se giró hacia mí con las mejillas hinchadas por algo que se había metido a la boca.

—Quiero ver cómo te mueves —dijo después de tragar lo que tenía en la boca y se echó a reír. — Solo creí que sería divertido. Como en esas películas americanas, siempre he querido ir a un baile antes de... —se interrumpió cuando alguien apagó las luces. No veía absolutamente nada, ni siquiera entornando los ojos mi vista no se acostumbró a la oscuridad repentina.

Algo se había lanzado hacia mí, se mantenía aferrado a mi cuerpo, reconocí su aroma y su sentir como la primera vez. No era algo era alguien: Seungkwan. Lo tomé de los codos para acercarlo más, y mis manos se posaron en su espalda. Muchas cosas comenzaban a tener sentido ahora, las repentinas desapariciones, la prisa por irse a casa. Él le temía a la oscuridad.

Cuando volvieron a encenderla, después de un pequeño aviso, se había separado de mí, haciendo de cuenta que nada había pasado. No dije nada, pero me encontré con la idea de que necesitaba conocerlo más, saber más de él. Pero no pregunté, no podía hacerlo, porque si él no me preguntaba a mi ¿Qué derecho tenía yo de hacerlo con él?

El borroso recuerdo de la oscuridad | Verkwan |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora