El último adiós.

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Hansol.

Sé que esto es idiota, es ridículo y patético. Pero no tienes un celular, así que toca escribirlo de esta manera.

Esta no es una carta para despedirme de ti, ni para decirte que lo siento, porque esto es lo que yo quería. Me resulta triste que nos hayamos conocido cuando todo estaba tan bien planeado, por ti aguardé un poco más de lo previsto. Gracias por darme de nuevo lo que en algún momento me fue arrebatado. Podría contártelo todo, pero ya no serviría de nada.

Mantente tranquilo, esto no tiene que ver con la pelea que tuvimos, simplemente ya no podía seguir como lo había estado haciendo tanto tiempo. Mis fobias, mis miedos, acabaron conmigo, con mi felicidad. Gracias por dejarme compartir un poco de mi vida contigo y perdón por arrebatarme de ti tan egoístamente. No lo merecías y es por eso que te pedí que no te enamoraras de mí, siempre es más difícil perder a alguien que amas.

Te amo. 

Seungkwan

P.D. Dentro de la caja está mi celular, has lo que desees con él. Puedes guardarlo, tirarlo o romperlo, he escuchado que te gusta hacer eso.


Efectivamente ahí estaba, debajo de un montón de dulces los cuales no había mencionado en la carta. No había sido consciente de que había estado llorando hasta que tuve que sorber por la nariz y tirarme al suelo para abrazarme a mí mismo, imaginado una y otra vez sus brazos, su olor, su sonrisa y sus labios que habían acariciado los míos con tanta paciencia, era él quién me había enseñado a besar. Nunca había estado enamorado de ninguna chica, ni de ningún otro chico tampoco. Solo era él. Sólo él me había hecho sentir de esa manera.

Estuve llorando toda la noche, no tomé mis pastillas, dejé que las emociones me recorrieran todo el cuerpo, me estremecieran hasta que por fin me sentí liberado, como si un peso se quitase de mí. Cargué el celular con la batería al 100%. Dudé mucho tiempo en encenderlo y lo hice después de haber tomado mi medicamento.

Las manos me temblaban y lo dejé sobre el colchón, observándolo desde mi posición, la pantalla se iluminaba mientras encendía por completo. Una música suave de inicio y después silencio. Lo cogí entre las manos, lo desbloqueé. La pantalla era tan... él. Un dibujo del oso de Line como fondo. En la galería había un montón de fotografías, había tomado fotos de todo, de sus padres, sus hermanas, de las reuniones, de mí y de él.

Entre sus notas había pequeños escritos que hablaban acerca de sus pensamientos, algo como un diario. Muchos de ellos, eran tan pesimistas, tan tristes y los últimos parecían llenos de luz. Volvía a sentir las cálidas lágrimas acariciar mis mejillas, deseando que estuviera allí. Pero no estaría más. Y lloré nuevamente.

FIN

El borroso recuerdo de la oscuridad | Verkwan |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora