Obsesivo-Compulsivo

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    "Y a pesar de que lo desees, las distracciones no duran parasiempre..."    

Salí antes que nadie. Aguarde con la espalda pegada a la pared, mirando a la entrada. Estaba esperando por él, necesitaba que resolviera algunas de mis dudas acerca de aquello que me había pedido. Cuando lo vi atravesar la salida hablé.

—No se lo hubiera dicho a nadie de todos modos —él se sobresaltó y giró asustado pero su rostro cambió en cuanto me reconoció. Sonrió de una manera... que logró acorralarme, entre esa curvatura delicada de sus labios y la pared detrás mío.

—¿Esperaste por mí solo para decirme eso? —preguntó sin moverse de su lugar, con un cinismo que, de no haber venido de él, me hubiera hecho enojar o tal vez las pastillas volvían a funcionar.

—Yo no esperaba por ti. —Respondí, pero si lo había hecho, por esa razón estaba ahí. Que idiota debí parecer.

—Si si, lo que digas. —Rio de manera tan melodiosa que de pronto me vi caminando hacia él.

—¿Por qué crees que le hubiera dicho a alguien? —Él entornó los ojos y negó con la cabeza. Miró hacia la calle y sus manos nuevamente volvían a entrelazarse entre ellas, a apretarse un poco hasta volverse blancas.

—No tengo tiempo para eso —dijo en voz débil.

—Puedo acompañarte, si quieres. --Llevó sus ojos hacia mí y sentí como si me acariciara con la mirada, si las miradas pudieran acariciar sería de esa manera en que se sentiría. Asintió.

Caminamos en silencio unos segundos. Después comenzó a hablar sobre cualquier cosa, estoy seguro de que nunca me había reído tanto antes con una sola persona. Nunca debí desperdiciar tiempo en tratar de resolver preguntas que no necesitaban una respuesta.

*    *    *    *    *    *

Pasaron semanas, todos aquellos días le acompañaba a la parada de autobús. Siempre caminaba de manera extraña, tratando de no pisar las líneas que dividían las parcelas de cemento de la calle, justo ahí donde parecían dejar una pequeña brecha de unión. También descubrí que portaba ligas en las muñecas como si fueran pulseras o algo parecido, eran de colores discretos y se mantenían ocultas debajo de su camisa. Me gustaba estar con él, me agradaban sus pláticas sobre cualquier cosa, tenía un montón de cosas por compartir, probablemente aquello que yo más necesitaba en ese momento.

El borroso recuerdo de la oscuridad | Verkwan |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora