Capítulo 2

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       Dos Semanas Después.

El dolor aún sigue, y siempre seguirá en mi. Jamás dejara de dolerme, y lo peor es que lo se, mi vida es un dolor inmenso, y eso nadie podrá cambiarlo, ni siquiera el tiempo, ya que mi destino siempre fue este, siempre estuve destinada a sufrir, al dolor, a la soledad que siento cada día, que pasa y sigo como si nada.
He cambiado en todos los sentidos, si antes hablaba lo suficiente, ahora ni siquiera hablo, he ignorado cada comentario lastimero de mis compañeros de curso, al igual que sus miradas, mas de uno vino a darme sus condolencias y yo simplemente asentía, sin decir nada, y mas de uno le enojaba mi actitud, fría y distante, pero a mi no me importaba, simplemente los ignoraba, no quería perder mi tiempo y saliva en ellos, había algo mas importante, que debía hacer, lo venía haciendo desde el día después de la muerte de mi hermano, empecé a encerrarme en mi propio dolor, e incluso deje que consuma poco a poco, y que lo siga haciendo hasta el punto, de morir feliz, tal vez mucho se pregunta ¿por qué morirías feliz? ¿Por qué te haces tanto daño? Pues le estoy devolviendo a la vida, al tiempo y al destino todo el sufrimiento que causaron en mi, es por eso que lo hago y si muero, pues moriré feliz porque me encontrare con mi familia, de nuevo y estaré con ellos para siempre, y nadie me alejara ellos ni siquiera el destino, y tampoco los mal nacidos, que mataron a mis padres.

-¿Muriel por qué no sales un rato y despejas tu mente? -Miro a Vicent pero no le respondo, solo sigo mirando mi comida.

El ha estado trabajando, pero no tanto como antes, ahora lo hace por poco tiempo, esta mas tiempo en casa que trabajando, la muerte de Jack, nos afecto a ambos por igual, a el se lo ve con ojeras a pesar de que duerme, pero como me lo dijo una vez, se siente culpable por no haber podido salvar a mi hermano, tal vez me dice que duerme para no preocuparme, pero no me importa, si duerme o no, creo que jamás estuvo capacitado, para ser un doctor, puede que salve muchas vidas, pero nunca salvo la de mi hermano, y es por eso que lo odio, con todo mi ser.

-Esta bien. -Digo con pocas ganas,  no sé para que voy a salir, si no tengo amistades, las perdi todas hace dos semanas, las que eran o decían ser mis amigas las aleje de mi, no querían que me vieran con lastima, se que lo doy, pero no quiero que me vean de esa forma, lo detesto tanto eso por eso que las aleje, aparte de que no quiero que se enteren de mi secreto.

Vicent se fue a su trabajo, tenia turno ahora a la cinco de la tarde, le dije que saldría después, se despidió de mi, dándome un beso en la mejilla y se fue. Mientras yo miraba a la nada misma, me fui a mi habitación, y me cambie me puse una calza de cuero negra, unas zapatos negros, una remera de tirante blanca y mi chaqueta de cuero negra, me pinte los ojos de negro y los labios rojos, resaltando mis labios gruesos. Me mire al espejo, y seguía siendo la misma de siempre, alta con cuerpo aun voluptuoso a pesar de que había dejado de comer, mi pelo castaño claro con ondas definidas, mis ojos color ámbar, vacíos y fríos como empezaron a ser desde hace dos semanas, ya no tenia emoción alguna, al igual que los sentimientos, desaparecieron, como un papel que se quemo, mis sentimientos se volvieron cenizas que fueron llevadas por el viento.
Salgo de la casa con mi celular, las llaves y dinero.
Empiezo a caminar sin lugar fijo, las calles están algo vacías, y es natural ahora que estamos en otoño, la estación favorita de Jack, el frío empieza a hacerse notar, a medida que pasa el tiempo.
El tiempo, el maldito tiempo, enemigos de todos en este mundo, pero algunos no parece notarlo, en cuanto mas avance el tiempo, vas viejos nos volvemos cada segundo que pasa del día, la vida de muchos se acorta, al igual que la mía, pero no parece querer pasar, conmigo para que mi fin llegue lo mas rápido posible, puede que pase mas rápido para algunos, que para mi, quiero que mi fin llegue, lo antes posible. Pero que tonta soy, como no pude darme cuenta antes, no voy a dejar que el tiempo, pase lento para mi y que acabe conmigo.
Detengo mis pasos, y miro hacia donde he llegado, ya estoy dentro y ni siquiera me he dado cuenta, tal vez mi pensamiento me guió hasta aquí, y mi cuerpo solo obedeció ante su orden, sin que yo me diese cuenta, sonrío al ver la placa, de color bronce.

Enamorada Del EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora