Capítulo 6

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Mierda, debí haberme quedado con el idiota, porque ni siquiera sé en donde estoy, no tengo mi celular y estoy perdida, mis pies me duelen, tengo sed, en pocas palabras estoy cansada.
Abro una maleta, en busca de dinero o algo para comer o beber, pero lo único que encuentro es dinero, y mis documentos, es una mierda. Guardo el dinero en mi bolsillo, cierro la maleta, y sigo caminando, hasta que veo un auto, y lo freno. Una pareja de ancianos, me observan con una mueca extraña.

-Hola, me han dejado barada. Y no sé en dónde estoy. -Ellos me miran, y luego se miran entre ellos.

-Sube, esta oscureciendo y no es bueno, que una jovencita este aquí, barada en medio de la nada. -Me dice el señor, y yo asiento.

La señora me abre la puerta trasera, entro con mis maletas. El señor empieza a conducir.

-¿Cómo te llamas? -me pregunta amable, la señora.

-Me llamo Muriel, ¿y ustedes?

-Yo me llamo Rosa, y el se llama Roque. Estamos yendo para la ciudad, a ver a nuestro nieto, hace tiempo que no lo vemos. 

Empieza a contarme anécdotas, de su familia, y muchas cosas mas, de como se conocieron, de como se odiaron al principio. Me dijo que ambos se conocieron, en la secundaria, el la empujo, e hizo que se quebrara el pie, el se disculpo llevandola del secundario a su casa, y así sucesivamente, de su odio se fue convirtiendo en amor, ese amor juvenil, que por el cual uno pasa, me ha dicho que él fue su primer y único amor, me pregunto sobre si tenia algún noviazgo o algo por el estilo. Pero no supe que responder,  así que ella entendió mi silencio, y no pregunto mas, pero seguimos hablando de muchas cosas.
Llegamos a la ciudad, y le dije que me dejara en una plaza, una que estaba cerca de mi casa, ellos no querían dejarme, pero los convenci, asique me baje del auto con las dos maletas, y empecé a caminar hasta mi casa.
Cuando llegue, las luces estaban apagadas, no tengo idea de que hora es, pero tengo frío, asique entro a la casa, por suerte estaba la copia, debajo de una maceta, entre sin hacer tanto ruido, subí las escaleras, y me fui a mi habitación.

-Te dije que este, ya no es un lugar seguro para ti. -Me sobresalto al escucharlo.

-¿Qué mierda haces aquí? -dejo las maletas a un lado, al igual que la mochila.

-Tardaste mucho en venir. -Ignora mi pregunta.

-Te invito a que te vayas, a la mierda. -Agarro mi mochila, y paso por su lado-. Cuando salga del baño, espero que ya no estes aquí.

Entro al baño, y me cambio con rapidez, veo mi brazo, y busco el botiquín y me desinfecto la herida, con lentitud. Cuando termino, tiro el algodón, y me pongo una gasa, y salgo cuando lo hago, el ya no esta aquí. Me acuesto, y cierro los ojos.

-¿Me dejaras dormir en el piso?

-Tiene que ser una maldita broma, -me siento y prendo la luz.  -Te dije que te fueras, no te quiero cerca.

-No me importa, lo que me digas, no pienso dejarte. Este lugar no es seguro para ti.

-No me importa, vete de una buena vez.

-Tenemos que hablar, -se sienta en la silla de mi escritorio, y veo que solo tiene puesto el boxer.

-Tú y yo, no tenemos nada de que hablar. -Me acuesto y me tapo hasta la cabeza, -asique vete.

-Si tenemos que hablar, tuvimos sexo.

-¿Y? -me destapo para verlo. -Te dije que fue un error, que no va a volver a pasar. Olvidalo, como lo acabo de hacer, hasta hace un rato que lo nombraste.

-¿Estás segura de lo que estas diciendo?

-Obvio, yo estoy cien por ciento segura, de lo que digo. Jamás pero escuchame bien, jamás, pero jamás dudo. -Digo completamente segura.

Enamorada Del EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora