Capítulo 5

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Después de la conversación con Jaén, me llamo el director y estoy suspendida por tres días, llamo a Vicent y el me fue a buscar, pero no ha dicho nada, y eso es bueno. No estoy de humor, como para que me rete, mi humor esta por el piso, y si me llega a decir algo, no me pienso quedar callada, tengo un par de cosas, que gritarle.
Salgo del auto y entro a la casa sin esperarlo. No me apetece estar en el mismo lugar que él, en cuanto más lejos este, mejor para mi, no quiero estar cerca de él, porque el beso que me dio, en el hospital aparece en mi mente, y me dan ganas de vomitar, tenerlo cerca me da asco.
Voy a mi habitación, y tiro la mochila en el piso, me tiro a la cama, abrazo a mi almohada y cierro los ojos.

-Lo qué hiciste no estuvo bien. -¿Por qué no cerré la puerta la puta madre? Ahora tendré que aguantar su puto sermón.

-Lo sé, le pedí disculpas. ¿Ahora te puedes ir? Me quiero bañar. -Me siento en la cama, y lo miro con desgana.

-Con una disculpa no soluciones, su nariz quebrada. -Dice cruzandose de brazos, y frunciendo el ceño enojado.

-¿Qué esperas que haga? No soy cirujana plástica, para arreglar su nariz. -Me levanto de la cama, y abro el placard.

-Muriel esto es enserio, no es un juego, lo que hiciste esta mal. -Cierro la puerta con fuerza.

-¿Cuántas veces me lo repetiras? ¡Ya lo sé! ¿Okey? Esa profesora hablo mal de mi hermano, y no iba a quedarme de brazos cruzados, escuchando como decía cosas en su contra, y se lo merece, nadie la manda a ser tan bocona y tan puta. -Lo miro enojada, y me cruzo de brazos.

-Eso lo sé, pero a lo que voy, es que no debiste haberla golpeado de esta manera, la has dejado sin aire, casi no podía respirar. -Suaviza su tono de voz, y se acerca a mi.

-Iré a bañarme, -entro al baño y cierro la puerta con seguro, y cubro la cerradura.

Se que es un poco paranoico, pero no me siento segura a su lado, desconfío de él, y de cualquier cosa que haga, lo evitare a toda costa, no quiero tenerlo cerca de mi, luego de lo que paso en el hospital, me da asco.

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Salgo del baño envuelta en una toalla, y mi pelo en otra. Veo mi habitación y por suerte no está, porque si lo veo, lo echo a patadas.
Veo la hora en mi celular, y son las ocho de la noche, lo dejo en donde estaba, abro el vestidor y escucho un trueno, y la lluvia que ha empezado a caer, me pongo la ropa interior con rapidez, un short y un remeron de color negro. Escucho otro trueno y me sobresalto, me saco la toalla de la cabeza, me pongo unas vans rojas, y salgo corriendo hacia afuera, me paro en el centro del jardín trasero, de la casa, y dejo que la lluvia me moje, como solía hacerlo con mi hermano.

-Jack, tengo miedo, en serio lo tengo. -Me largo a llorar, cierro mis ojos. -Tengo mucho miedo Jack, -digo con la voz quebrada.

-Ya va a pasar Muri, se fuerte.

-Jack... Sabes que no puedo, si no estoy contigo. -Las lagrimas descienden por mis mejillas.

-Claro que puedes, eres fuerte. Puedes estar sin mi, eres la mas fuerte de los dos. Te quiero Muri, no lo olvides. -Me sonríe con cariño, una sonrisa genuina.

-También te quiero Jack, -abro mis ojos y veo como desaparece, con la sonrisa mas hermosa. -¡Jack no me dejes! -Grito pero el se desvanece, con esa sonrisa que lo caracterizaba.

Esa sonrisa de seguridad que me daba, cada vez que yo estaba mal, cuando me decía que iba a estar todo bien. Cuando me operaron del estómago, siempre me sonreía de esa manera, hacia que mis problemas de salud parecieran sencillos, pero en realidad era todo lo contrario, cuando me resfriaba y el no, siempre me cuidaba por mas que mis padres, le dijeran que no lo hiciera, porque se enfermería, pero como siempre Jack desobedecia, a las ordenes de mis padres. Cuando empujo a varias chicas, que querían pegarme por ser la más inteligente del grado, les había gritado que se metieran con alguien de su tamaño, y de su edad, porque parecían unas cobardes, metiéndose con una niña unos años menores a ellas. Jack tenia la costumbre de protegerme, siempre había sido así, y yo no podía cuidarlo, de la forma que él lo hacia, siempre había sido una débil, una completa débil, que necesitaba ser socorrida por su hermano gemelo, porque no podía siquiera defenderse sola.

Enamorada Del EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora