Capítulo 10

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Perfecto, han pasado tres meses y Muriel no ha despertado. Al principio la inducieron a coma, pero después del primer mes, su cuerpo había empezado a evolucionar, solo había que esperar a que despertara, pero ella al parecer se negaba a hacerlo.
Recuerdo las palabras de mi padre, cuando me llamo. No podía hacerlo, ella no podía morir, pero la vida a veces te sorprende, y te arrebata esa pequeña posibilidad de felicidad,  dejandote en la nada misma, volviendo al mismo lugar de donde iniciaste, estas en cero, y no comprendes por qué, porque la vida te arrebata la felicidad, acaso somos tan mierda en esta vida, que no nos quieren ver felices aunque sea por un minuto. Tocamos en cielo por ese minuto, pero volvemos al infierno de la soledad, otra vez, esa palabra que creímos olvidar, pero no la olvidamos, sigue con nosotros, y si la olvidamos, después vuelve con mas intensidad que antes, al parecer jamás nos libraremos de esa palabra, de lo que se siente, vuelves a la oscuridad de la cual, no debiste salir nunca, porque si sales y vuelves, empieza a torturarte como nunca antes.

-Tienes que irte de aquí ¿entiendes? -giro mi cabeza y veo a mi padre.

-No lo aré, eso es que lo tu tienes que entender. -Ríe con cinismo.

-No me digas, ¿desde cuándo el árbol quiere mear el perro?

-Agradece que estamos en un lugar público, de lo contrario...

-¿Qué?¿qué me harás?¿golpearme, torturarme hasta morir o me mataras directamente?

-No, tu no vales nada. No pienso gastar mis energías con una mierda de persona como lo eres tú. -Le escupo con odio.

-¿Debo agradecer acaso? Te recuerdo que tus manos, también están manchadas de sangre, y de sangre incocente -dice con ironía. 

-Sabes que yo jamás quise hacerlo, es por ti que lo hice, y mírame soy igual o peor que tú, ahora vete de aquí.

-No puedo, trabajo aquí. Y lo sabes. -Suelto una risa completamente sarcastica.

-No me hagas reír-, vuelvo a ponerme serio. -Sabes que no eres muy buen comediante, apestas cuando intentas hacerlo.

-¿Acaso vez que me estoy riendo? Yo trabajo aquí.

-Vaya, no creo tu trabajes aquí, -me levanto de la silla y empiezo a caminar, lejos de aquí.

-Podría matarla si quisiera. -Detengo mis pasos, y lo miro.

-¿Te sientes feliz salvando y matando a las personas? Sabes si la matas, nada te devolverá...

-Lo sé, pero no voy a matarla.

-¿Desde cuándo eres tan... Bondadoso?

-¿Ni siquiera te preguntas el porqué?

-Sí, pero me has sorprendido, no creí que había algo de humanismo en ti.

-Siempre fui...

-¿Bondadoso? ¿Sensible? ¿Amable? No, tu no tienes nada de eso, y ambos lo sabemos. -Le corto mirándolo.

-Porque no simplemente te callas, y dejas de decir...

-Verdades, -le vuelvo a interrumpir. -Soy sincero, directo y lo sabes.

-Si me sigue provocando...

-¿Me vas a matar o la mataras? Hazlo si quieres, ninguno de los dos tiene una razón, como para seguir viviendo. -El se ríe sin gracia, y eso me enfurece.

-Ay hijo, como se nota que no sabes nada. -Frunzo mi ceño al escucharlo.

-¿Saber qué? ¿Qué debo saber?

-Nada, olvidalo -se va caminando y me deja solo en el pasillo del hospital, mientras yo miro por la ventana, y veo a Muriel.

Entro a su habitación, y le toco la mejilla con mi mano.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2020 ⏰

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