Los días siguientes el contacto entre Amir y yo fue prácticamente nulo. Él se la pasa todo el tiempo puliendo sus habilidades y aprendiendo otra nuevas. Su familia lo ayudó mucho y yo sólo trataba de no distraerlo. No teníamos noticias de la bruja y por eso mi cuerpo estaba en constante tensión. No me sentía bien, a veces no tenía control de mis acciones. Ha pasado un mes y el cambio en Amir es notable, se ve más centrado. Mientras que yo me vuelvo débil cada vez más.
La primera vez que pasó fue hace dos semanas. Estábamos todos comiendo y de repente vi todo en rojo, empecé a sudar y mi mente quedó en blanco. Solo duro unos segundos que fueron eternos para mí. Todos en la mesa me miraron extraño, sólo pude disculparme y retirarme a mi habitación.
La segunda vez fue en el jardín. Estaba sola observando las flores y después perdí el conocimiento o eso creo. Desperté en mi habitación pero estaba sucia y mis manos llenas de tierra.
La tercera vez fue peor, estaba caminando hacia Amir y de un momento a otro no tuve control de mis acciones. No era la dueña de mi. Hablé cosas sin sentido, cosas que no entendía. Amir me miro extraño pero no dijo nada o al menos yo no lo escuché.
Cada vez era más frecuente. Sudor, temblor en las manos, dolores de cabeza, falta de memoria, inconsciencia. A veces por separado otras todo a la vez.
—¿Estás bien?— me sobresalto por la interrupción. Por primera vez en esta semana Amir me habla. No lo reprocho porque lo entiendo. Él se está esforzando para lograr vencer a esa bruja.
—Sí...— antes de que pudiera terminar él hablo.
—No estás bien no mientas. Yo noto tus cambios aunque no esté contigo.— noto angustia en su voz, una que yo provoco.— Mírame a los ojos y dime que estás bien.— la determinación en su voz me sorprende él sabe que no puedo.
Miro sus ojos por un largo rato y entre abro mis labios para hablar pero nada sale. Mi mente está en blanco y veo rojo.
No otra vez...
—Estoy bien.— solté esas palabras de una forma cortante.
Pero no fui yo. No soy dueña de mis acciones nuevamente. Yo no quería decir eso, iba a contarle lo que me está pasando.
La impotencia se apodera de mi cuerpo. Estoy desesperada.
¿Qué me está pasando?
Sin que yo lo consienta mi cuerpo se levanta y me alejo de Amir. Sigo caminando pero no sé a donde voy. No conozco este camino, todo se ve sin vida. No hay flores ni animales. Los pocos árboles están secos. Me da escalofríos de nada más pensar en quedarme en un lugar así. Desolado, frío y muerto.
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Dios salve a la reina
Художественная прозаD I O S S A L V E A L A R E I N A Había una vez una reina codiciosa, muy codiciosa, su nivel de codicia la llevó a robarle el esposo a una poderosa bruja porque ella estaba enamorada de él. Por esto, la bruja desató todo su furia en ella y maldi...