Yoongi miró desde la tarima esos ojos que tanto le gustaban, esa mirada profunda y delineada. Estaba sentado en la mesa del centro, con un vaso entre sus manos sin llegar a tocar sus labios, con una pose sensual y erótica que le dejaba en claro que estaba ahí para una sola cosa.
Jungkook estaba ahí, el House of Cards desapareció y solo eran ellos dos, Min y Jungkook. El bajo lo miró directamente, la música sonaba marcándole los pasos, Yoongi hizo lo que mejor podía hacer, para eso estaba él ahí, para verlo mover sus caderas, para ver su cuerpo con esa mirada oscura y lujuriosa.
Yoongi se dejó llevar por el ritmo de la música, simple y sin pensar. No supo en que momento Jungkook había subido a la tarima y estaba al final de esta, mirándolo de manera caliente y densa, esos ojos delineados traspasado sus barreras y acariciándolo desde la distancia.
Jungkook se paso su pequeña lengua por su labio inferior, su mirada de superioridad y deseo, sus pasos comenzaron acortarse y Yoongi estaba ahí, mirándolo como un idiota, disfrutando de verlo en esos pantalones negros ceñidos a sus muslos, con esa camisa azul claro marcando sus hombros y pecho, con el pelo alborotado, los ojos perfectamente delineados y su sonrisa ladina.
Su cuerpo no respondía y para cuando Jungkook había acortado la distancia lo tiró fuertemente del cuello de la camisa y estampo sus labios contra los suyos. La música se fundió como sus bocas, sus manos no tardaron en dirigirse a las estrechas caderas y las de Jungkook a pasearse por sus brazos y enredarse en su pelo.
Los jadeos eran necesarios, aquel beso ahora era demandante, fuerte, salvaje. Jungkook mordió su labio inferior con fuerza y él soló gimió, gimió porque lo deseaba, deseaba que Jungkook sanara su dolor con él, simplemente lo quería y disfrutaba de su mirada salvaje, de sus labios sobre él, su lenguas enredándose y manos por toda su espalda.
Sus caderas presionaron las otras y el roce logro que ambos gimieran. Jungkook sonrío, dejó de atormentar sus labios para dirigirse a su cuello, dientes marcando la suave y sensible piel, labios besando y succionando, su lengua humedad dejando un rastro tibio y caliente que le llegaba directamente a su pene, joder, Jungkook estaba disfrutando tanto como él.
—Deja-Déjame follarte...— Mierda, la voz de Jungkook lo sobrecalentó. Si, lo dejaría follarlo ahí mismo en la tarima, lo necesitaba, Jungkook lo levantó y él rodeo sus caderas con sus piernas.
— Folláme aquí mismo, duro, rápido.— Jungkook gimió grave en su oído, su polla palpitó fuertemente en sus pantalones y volvió a atacar los hinchados labios de Yoongi.
— Yoongi- El más alto meneó las caderas, su polla abultada chocando con su trasero y la polla de Yoongi restregándose en su abdomen.
— Jungkook.— Joder, quería ser tomado ahí mismo, lo haría sin importarle que estar en la tarima del House of Cards y que alguien los viera, solo estaba él y Jungkook, calientes y excitados.
— No, Yoongi...— Pero de un momento a otro todo se volvió bizarro, Jungkook ahora no se movía, ya no estaba a su lado, estaba un poco más alejado.
— No.— Jungkook ahora estaba rígido, buscó su mirada y se encontró con el recuerdo, con ese Jungkook que dejó botado en el sofá aquella noche.
Ojos cristalizados, con esa decepción y dolor pintando sus pupilas. Esa mirada de desprecio.
Jungkook ahora estaba de pie frente a él, con la mirada fría, los ojos escrutadores recorriendo su cuerpo para después sonreír sin rastro de felicidad o admiración, había desaparecido el chico que tanto le gustaba.
—No vales nada.— El fajo de billetes que Jungkook le aventó se estampó directamente en su cara.— No eres más que un puto stripper de mierda.—Las palabras se clavaban en su pecho causando ese dolor agudo.— ¡Puto! ¡Puto stripper! ¡Bastardo! ¡No vales nada! ¡Eres un inútil!»
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stripper; kookgi
Random-kookgi. -actualizaciones lentas. -versatilidad. -leve mención de otras parejas. (hopemin) (vmon)