II. Todoroki Rei

1.9K 140 11
                                    

─ ¿Todoroki-san?, ¿Está despierta? ─ escuchó la suave voz de su enfermera y desvió su mirada de aquel hermoso ventanal, dejando el precioso florero que tenía en sus manos.

─ Estoy despierta, puedes pasar. ─ la puerta se abrió para dejar ver primero, un enorme ramo de flores preciosas de color azul.

"Campanillas de Otoño... Enji."

Eso logró sacarle una suave sonris, dejando el florero en la mesa para ayudar a la enfermera con el ramo enorme y poder observar sus manos ocupadas, fue cuando se percató que traía una bolsa de regalo muy peculiar.

─ ¿Narumi-san? ─ preguntó sin dejar de ver la bolsa que le fue extendida hacia ella que sostenía el ramo de flores.

─ Él... ha venido hoy y ha dejado todo esto para usted, Todoroki-san. ─ le dijo con una sonrisa dulce. Rei apretó suavemente el ramo entre sus brazos, haciendo sonar el precioso papel de celofán que las envolvía y sintió cómo su pecho se apretaba, sus ojos picaron y un par de lágrimas se deslizaron sin poder detenerlas.

La enfermera se angustió al ver esas lágrimas. Ella conocía la historia familiar de los Todoroki, era la enfermera personal de Todoroki Rei desde que ingresó al hospital hace tantos años ya, inclusive había dejado pasar transferencias para poderse quedar con ella para poder atenderla. Nadie más podía conocer esa amarga historia que envolvía a la familia de un héroe.

Es cierto que odiaba a Endeavor cuando conoció a Rei, pero...

─ Estoy bien, Narumi-san, solo... me impresionó. ─ le dedicó una dulce sonrisa y recibió la bolsa de las manos de la preocupada enfermera. Desde hace varios meses es que ahora, Todoroki Enji se aparecía en el hospital personalmente, no solamente su representante legal para hacer los pagos, si no él en persona. Sin traje de héroe, con esa barba y bigote de fuego que lo hacía ver realmente gracioso a comparación de cuando usaba su traje de héroe.

Fue a ella precisamente que le preguntó acerca del estado de su esposa. Pudo verlo, tantos años en un hospital como ese te dan cierta experiencia para ver esos detalles. Culpa. Arrepentimiento. Preocupación. Amor.

Si, estaba esa mirada llena de orgullo que siempre portaba, era imponente cuando lo tenías frente de ti, sentías una abrumante presencia que quería consumir todo, pero también estaba eso. Y todo lo confirmó cuando le dio escuetamente una flor azul para que se la diera a su esposa.

Realmente fue un momento enternecedor y escalofriante. Después, Rei le confesaría que esa era su flor favorita. Desde entonces, cada semana, sin falta llega el pelirrojo con esa aura intimidante, con flores, cada vez más grandes, cada vez con más confianza, hablando con ella y con el médico de su esposa. Hoy le sorprendió con una bolsa de regalo que entregó.

La enfermera sonrió al ver el rostro de ella que se iluminaba suavemente sin dejar de ver la bolsa de regalo.

Rei por su parte, había caminado con lentitud, olvidándose que la enfermera estaba ahí con ella cuando abrió la bolsa. Se quedó quieta y tuvo que dejar el ramo de flores sobre la mesa, sacando la caja de bombones de caramelo con almendras de una marca muy especial y exclusiva.

"Lo recuerda... todo esto lo recuerda."

Tuvo que sentarse en la cama mientras las lágrimas bajaban lentamente por su rostro, sosteniendo la caja de bombones en sus manos temblorosas. No era una crisis como hace tanto tiempo, no...

Cuando Enji y ella se conocieron, eran jóvenes. Ella quedó deslumbrada por la personalidad poderosa que le mostró. Su mirada de ese azul turquesa la dejó completamente paralizada y sintió sus mejillas arder, su cuerpo temblar. Se quedó... helada, literalmente, porque acabó congelando parte de su falda, la escarcha a su alrededor era inevitable. Se sintió tonta.

La Familia TodorokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora