Capítulo 5

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   Rehíce todas las hojas que supuestamente "dañe con mis propias manos". Invertí dos días en esta tontería, y no fue nada divertido. Por otra parte, Ashton ha estado faltando mucho a la escuela, y estoy un poco preocupada. No he podido dormir nada porque siempre tengo el mismo sueño. Definitivamente fue la peor semana, pero nada que no pueda aguantar. Mamá estaba recostada en el sillón, leyendo el diario, apenas me miró cuando pasé a su lado. No sé si lo conté, pero mi mamá nunca me presta demasiada atención. No en el sentido malo, no, ella me quiere mucho, pero no se preocupa por mí como cualquier madre comúnmente hace. Pero está bien, es lo que me gusta de ella. Tengo libertad extra, y es todo lo que me hace falta para mantener la cordura. Como sea, al fin termine con estas hojas, y se las voy a llevar al director, porque no hace falta decir que no confío en Emily. 

   Era viernes, yo seguía con el uniforme puesto. Era un una falda de tiro alto negra, con botones plateados, una camisa de manga larga blanca, y una corbata roja. Era bastante incomodo, pero no había tenido tiempo para cambiarme, quería entregar las hojas lo antes posible. Hacía frío, tenía medias largas, negras también. Justo cuando estaba yendo a dejar las hojas, choqué bruscamente con alguien y las tire casi todas al suelo. Para mi buena suerte, fueron directo a un charco, haciendo que se mojaran y se ensuciaran. Traté de levantarlas pero es inútil, a la mayoría se le corrió la tinta y no puedo juntarlas porque se pegarían y se romperían.

   La calle estaba desierta, sin un alma que se atreviera a salir con ese frío, y tuvo que ser con ella. Emily, como no se me ocurrió. La muy idiota empezó a quejarse de que se le hizo un agujero en el vestido, que por cierto era rosa y bastante corto. Tenía tacones también, así que lo más seguro es que se cayó por su culpa, y me llevó con ella al suelo. Empezó a quejarse sin molestarse siquiera en levantar la mirada para saber a quién le estaba hablando. 

   –Deberías usar algo con lo que se te sea fácil caminar.- me miró como si me viera por primera vez en la vida.

   –Ah, Nataly, espero que tengas mis hojas listas para el Lunes porque le diré...- al fin percibió lo que había a su alrededor y vio las hojas mojadas en el suelo, agarro una de ellas con una sonrisa- Veo que todavía ni empezaste, más vale que te apures porque...- Sin dejarla terminar, solté las hojas que había agarrado y me fui, dándole la espalda.

   – ¡Óyeme, te estoy hablando! ¡Vuelve aquí!- Emily me agarró de una manga y tironeó. Una sensación de desagrado me recorrió desde la mano hasta el hombro, donde paso a mi pecho, me solté de ella al instante y permanecí inmóvil.

   –No me toques. - dije con una voz extrañamente tranquila, al tiempo que ella dio un paso atrás. En ese momento escuche a alguien corriendo, se dirigía a nosotras. Las dos nos dimos vuelta. Un chico con campera negra, la cual le cubría los ojos, y me agarró de la muñeca.

   –Nataly, ven conmigo, te explicare después; pero hagas lo que hagas, mantén la calma- Me arrastro con él unos centímetros, aunque paró cuando Emily empezó a gritarle que explicara que le pasaba.

   En el tironeo al chico se le salió la capucha, y quedó en su espalda, dejándo su rostro a la vista. Era Ashton, pero no fue tan fácil reconocerlo. Tenía la apariencia de no haber dormido por días, pero sus ojos brillaban abiertos como si fueran lunas.

   –Emily, vete a casa, no tienes nada que ver con esto. -Con asombro escapando de su rostro, Emily quedo allí parada, incapaz de moverse. Yo no sabía cómo reaccionar. 

   Seguí a Ashton hasta un callejón desierto, había mucha niebla y parecía como si nadie hubiera estado ahí por siglos. Empiezo a alterarme un poco.

   –Ashton, quiero que me expliques que es lo que está pasando.

   –Te dije que te explicaría después, ven, rápido.

   –No puedo esperar a después Ashton, no pretendas que voy a entrar a un callejón vacío sin una explicación.

   –Está bien, espero que esto sea suficiente explicación para ti.

   – ¿De qué hablas?

   Saco el mismo collar del otro día, solo que esta vez la piedra estaba en movimiento. No quiero decir que Ashton la estaba moviendo, más bien la piedra en sí estaba en movimiento. El remolino que antes se mantenía quieto ahora giraba como si intentara hipnotizarme. No tengo palabras para explicarlo, es hermosa. Entonces se acercó a un aljibe, que apareció de entre medio de la niebla, y tiro la piedra adentro. Al tiempo que se escuchaba el chasquido del agua al chocar con la piedra Emily salió de un rincón, envuelta en niebla, y dio un grito, absorbida por la belleza de lo que acababa de caer al agua. Fue corriendo al aljibe y metió sus manos dentro, pero las sacó inmediatamente, y puso los ojos en blanco.

   – ¿Qué- que es esto?

   – ¿Que es qué, Emily? ¡Emily! -Grité desesperada por el miedo que me dio la expresión de Emily en el instante en el que tocó el agua. 

   Emily se desmayó. Del aljibe salió una niebla del mismo color que la piedra. Sentí como si el suelo de repente desapareciera debajo de nuestros pies, y nos sumergimos en una pintura, o al menos eso me pareció. Un cielo pintado con oleos y temperas. Caímos en un remolino, y mientras todo eso pasaba, mis pulmones no recibían aire, me ahogaba. 

  Me di cuenta que a pesar de que parecía consciente, Ashton no podía moverse. Emily estaba directamente inconsciente, y yo sufría de pánico por la situación. 

   La bruma celeste que nos rodeaba desapareció, y nos inundamos en un vacío parecido al que estábamos antes, solo que en este se sentía una profundidad incomprensible. Todo se dio vuelta y los tres caímos, dándonos un buen golpe, aunque claro, debí ser la única que pudo sentirlo.

Nuestro Cielo [PAUSADA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora