El impacto fue grande. Por unos momentos no pude sentir nada que no sea el dolor que invadía mi cara, y quede tendida en el suelo por unos minutos. Abrí los ojos, vi mi mano a mi lado, pálida como siempre. Me levante con dificultad. Estábamos en el medio de una calle empedrada, rodeados de casas y edificios pequeños, dañados por el paso del tiempo, con tablones de madera puestos en las ventanas y puertas. Sinceramente no sabía si era de día, o de noche, ya que el cielo está completamente gris, como si ya estuviera gastado, incoloro. Podría decir que es bastante emocionante, estar en este lugar con una chica que odio y... Esperen, ¿Dónde está Ashton?
¿Qué le pasa a este chico, y donde se supone que estoy?
Ashton estaba sentado en lo alto de una fuente de piedra de espaldas a mí, que por cierto daba la impresión de que estaba a punto de caerse a pedazos. En la fuente estaba esculpida una niña con una túnica larga, el pelo un poco corto, y unas alas pequeñas. Si quisiera usar esas alas para volar está claro que se caería al primer intento, no podrían soportarla por mucho. Creo que, imaginando que algún día esa fuente funciono, el agua saldría de sus manos, que estaban extendidas a los costados, como si sujetaran algo. Ashton estaba sentado arriba de la fuente con las piernas cruzadas. En serio, arriba de la fuente.
–Ashton, ¿Qué crees que haces? – No me prestó atención, ni se dio vuelta, se mantuvo en la posición en la que estaba. Rodeé la fuente para ver a Ashton de frente, y di un respingo.
La niña, no tenía ojos. Había dos huecos en donde deberían estar aquellos ojos grises. Dos huecos negros y profundos. Su cara estaba perfectamente esculpida, pero donde deberían estar los ojos, había un espacio vacío, dándole una sensación de falta de vida, estando basado en algo que si la tenía. Entonces voltee mi vista a Ashton, se veía muy concentrado, pero yo solo pensaba que en cualquier momento podría caerse.
Se paró repentinamente, bajó de la fuente de un salto, aterrizando casi enfrente de mí y abrió los ojos. Puso su dedo índice en sus labios y empezó a caminar lentamente alrededor de las casas. Después de dar una vuelta, volvió normalmente, pasó por al lado mío, y vio a Emily. Se dirigió a mí de espaldas.
–Qué bueno que no se despertó, hubiera hecho demasiado ruido.
– ¿Cuál es la necesidad de silencio?- Ashton actuaba raro.
–Hay un alma oscura por aquí, debería ser capaz de localizarla, pero gaste demasiada energía.
–Debe ser Emily– dije con sinceridad, aunque no sabía de que estaba hablando.
Me miró con severidad.
–Si deberías, ¿Por qué no puedes ahora?
–Gaste demasiada energía en el portal, ya te lo dije–dijo volteando la vista hacia otra dirección.
– ¿Portal? ¿Donde se supone que estamos?
Soltó una risa.
– ¿Eres tú, Ashton? –Lo mire con desconfianza, definitivamente ese no era Ashton, o al menos el que yo llegue a conocer.
Antes que pueda contestarme, sentí unos pasos detrás mío.
Un escalofrío me recorrió la espalda y me di vuelta al instante. Una joven se había parado a mis espaldas, traía una túnica negra, que tocaba el piso y le tapaba las manos, y una capucha envolvía su cara sin que se dejaran ver sus ojos, mostrando la mitad de su cara y su cuello. Una larga trenza de color cereza caía por un lado, llegándole así, un poco más abajo del pecho. Una sonrisa escapaba de la oscuridad de su cara, y apoyó sus manos en mis hombros.
–Claro que es él. Ojos de terhm, tienes que seguir practicando tus bienvenidas ¿No crees? – Su voz era tan armoniosa que era capaz de deshacer cualquier miedo, cualquier angustia. O lo hizo conmigo.
Ashton bajó la cabeza con vergüenza.
–Ah y, veo que trajiste un... humano– Lo estaba retando, ¿Por traer un humano? ¿Qué no somos tres humanos? La acusación se notaba en su voz, aunque era casi imperceptible.
–No, es que, al usar el... – empezó a excusarse Ashton aunque la joven lo interrumpió.
–Las excusas no te servirán conmigo, ni con nadie aquí y lo sabes bien, ojos de termh.
–Sí, mi señora– Hizo una reverencia con su cabeza. Mientras ellos hablaban, yo trataba de entender, o interferir para poder hablar. Nunca se me dio bien eso, es obvio.
–Eh– Los dos voltearon a verme– Discúlpame pero, ¿Quién eres?
Ashton volteó hacía mí y me dedico una mirada asesina, me pareció que estaba a punto de saltar y clavarme un cuchillo.
– ¡Oh! No me he presentado todavía– La joven se quitó la capucha lentamente, con manos cuidadosas, sacándolas de mis hombros. Dejo ver un flequillo desprolijo, que tapaba ligeramente sus ojos. Estos eran blancos, pero llevaban una pequeña risa, sin ningún intento de ocultarla– Primero, dime ¿Qué ves en esa estatua?
Me di cuenta que se parecía notablemente a la niña de la fuente, pero no del todo. Algo era diferente. Claro, ella era mucho más grande y tenía ojos. No tenía alas por supuesto.
–Es una niña, un ángel... sin alma– Inexplicablemente aquellas palabras salieron de mi boca. Tuve la sensación de que en aquella presencia, de mis labios no podría salir nada que no fuera verdad.
–Exactamente. Tu respuesta te vuelve digna de tu pregunta, la cual responderé con mucho gusto– Cerró los ojos y se posó frente a mi– En la tierra, de donde estoy segura que vienes, me dan muchos nombres, y todos se reducen a un solo término. - Su sonrisa se ensancho, como si se burlara de algo, y abrió los ojos una vez me tuvo en frente– Soy lo que conoces como "La muerte".
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Nuestro Cielo [PAUSADA Y EDITANDO]
FantasyCuando Nataly, quien solía pasar los recreos en la biblioteca, conoce a Ashton, sucede un gran giro de lo que era su vida normal. Se aventura a un mundo de ilusiones y fantasías, donde nada es lo que parece. En medio de una gran guerra, que esta en...