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ÉSE ES EXACTAMENTE EL CIELO QUE AMBOS AÑORABAN, pero que ninguno se atreve todavía a mencionar lo mucho que aparecía entre sus pensamientos. Ése es el mismo cielo que veían al cerrar los ojos, cuando parpadeaban fugazmente, entre sueños... El que contemplan ahora mientras se encuentran recostados en la cama de Juniper, con las manos a centímetros de tocarse y sus cuerpos chocando apenas en un roce de brazos.
La pintura no ha cambiado ni un poco desde aquella ocasión en que Bucky la vio por primera y única vez. No debió de haberlo hecho, ¿cierto? La luz permanece en la parte norte y la oscuridad por debajo de ella, en la puerta del infierno del cual Bucky fue liberado en cuanto Steve Rogers lo sacó a él y a todos esos soldados de la fábrica en Austria. Pero él ahora ha vuelto al cielo, con Juniper, a quien tuvo entre sus brazos apenas minutos atrás, y lo siente. Siente la luz cubrirlo como no lo ha hecho en meses enteros, ese cosquilleo que le rebota en la piel... En efecto, Bucky se siente feliz.
Él es feliz, inclusive aunque Juniper no ha dicho palabra desde que ambos se separaron en la puerta; inclusive a pesar de que ha notado que la tristeza en sus ojos ha incrementado.
Su padre murió, se recuerda, y aunque piensa en consolarla justo como lo hizo cuando se enteró de la verdad en el deceso de su madre, algo dentro de él le indica que quizás no sea lo más sensato de mencionar una vez que ella gira levemente el rostro, tal vez notando la forma en que la observa fijamente o tal vez con la esperanza de que él no sea testigo de la forma en que lo ha visto. No importa la causa, pues el resultado es el mismo. Juniper sonríe, y Bucky sonríe con ella apenas percatándose del gesto porque está seguro de ya haber estado sonriendo desde el momento en que volvió a verla tras todos esos meses únicamente fantaseado sobre ella.
Las malas noticias pueden esperar, piensa, y aquella realización le hace sentir incómodo pero también momentáneamente aliviado. Por ahora, conserva esa sonrisa.
—Después de la calurosa bienvenida que me diste— Bucky decide llenar el silencio, puesto que no hay ningún indicio de que June decida hablar—, creí que el resto del recibimiento también sería más... Caluroso.
Juniper vuelve el rostro, de regreso al tapiz. Escucha un suspiro, mezclándose con una risa que busca ocultarse.
Lo logró.
—No sé por qué he vuelto a invitarte a mi habitación si continúas con tus insinuaciones, Sargento Barnes—dice ella. Tras una breve pausa, agrega: —. No la llames calurosa bienvenida.
—Quizás es por eso que no has podido resistirte a invitarme—Bucky ríe, alzando la cabeza y acomodándose de tal modo que ahora puede verla desde más arriba. Es por eso que se percata de la forma en que rueda los ojos. Algo en su pecho se contrae al notarlo. Jamás creyó extrañar tanto las expresiones de desprecio de alguien, y de nuevo, Juniper Mallory demuestra ser una muy buena excepción a la regla—. Y fue una calurosa bienvenida, June. Nos abrazamos.
