Entre nosotros, todo.

Martes 6, marzo

Querido David: 

Ha pasado casi un mes desde mi última carta, quería mantener el récord pero hoy llegué a mi límite, soportaba verte pasar con Ivonne, soportaba verte reír con otras mujeres, incluso soportaba que Mirna me hablase de su amor por ti. Lo soportaba.

Hoy entraste a mi clase, haciendo uso de tu galantería atrajiste a todos hacía ti como siempre lo haces, pero yo no quería verte ahí. Cada clase que deseé verte andar entre los pasillos de anfiteatro en nuestra clase se hizo realidad hoy, pero no fue lo que esperaba. 

Incluso fue peor, Ivonne se lucía de un lado a otro con tu bata  y tú evitaste mi mesa de una manera asombrosa. Mandaste a todas tus ayudantes en tu afán de no acercarte.

¿Lo hacías por mi o por ti? No lo sé.

Pero cuando pediste que hiciéramos un describiendo los elementos que se encuentran en el mediastino y yo le entregué el mío a Maira para que lo revisará, lo llevó a ti y le dijiste le falta una vena. No me miraste y no te miré. 

Y pase el resto de la clase conteniendo las lágrimas.

Y no fue justo para mi, no fue justo que te alejaras así cuando tú eres él que esta saliendo con alguien, tú eres quien me dejó afuera incluso antes de que naciera.
Hace un par de clases comentaste el año de tu nacimiento, exactamente 22 años antes que el mío...
Y cuando lo dijiste esperaba poder borrarte de mi mente de una vez por todas, pero los números ya no tienen ningún sentido para mi.
No tienes ni una idea de lo que es tratar de olvidar y superar algo que nunca paso.
Y hace unos días instalé una aplicación de citas, la medida más drástica que he tomado hasta ahora y, ¿sabes qué? He pasado días buscando a una persona que sea remotamente como tú. Cualquiera que me haga olvidar que te conocí, que algún día nuestros caminos se llegaron a cruzar, pero no lo encuentro, no puedo hacerlo.
Me siento tan triste todos los días y tú sigues tu vida de profesor, regodeándote con personas que no te agradan.

No es justo.