Sábado 10, febrero

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Querido David: 

Hoy es el primer día desde que Mirna y Fer cambiaron su optativa, ahora estamos juntas en el salón, nos sentamos en la primera fila del lado izquierdo del salón, en los primeros tres asientos. 

Entraste y nos miraste con una leve sonrisa, parecías estar de mejor humor que la vez pasada. Entonces comenzaste a pasearse por el salón, como buscando algo. 

"Creo que tendrás que cambiarte" le dijo a Mirna. Lo miré, incrédula.

Mirna bajó la mirada, dolida. 

"Yo me voy contigo" dije inmediatamente.

Tú me miraste, parecías estar molesto por mi gesto. 

"¿Qué? ¿Nacieron en el mismo vientre" espetaste, de una manera cruel.

La ira pudo conmigo y te respondí con desprecio "Algo así"

Me dirigiste una mirada de enojo y sostuviste mi mirada. Después de unos segundos te apartaste molesto. Ella se recorrió y yo también, no nos dirigiste la palabra nuevamente en la clase, nos diste un cuestionario y nos hiciste resolverlo en equipo; pasaste una y otra vez a nuestro lado. Quería decir algo, pero no lo hice,

Entonces Mirna comenzó a decir algo sobre ti, sobre la relación que podrías tener con una de tus ayudantes. Y yo no lo soporté. 

Creo que lo notaste cuando volvimos del descanso, porque no fui capaz de mirarte a la cara ni una sola vez, el dolor de pensar que otra era la causante de tu risa me partía el alma y el corazón.

Cuando salimos de la clase ya no quise hacer nada, caminamos en silencio hasta el camión mientras yo me preguntaba si era verdad o no que tenías a alguien. 

Una pregunta cuya respuesta no quería obtener. 



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