Lunes 29, enero

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Querido David:

Sé que en este momento te preguntas si lo hice. Lo sé porque me lo pediste el último día, y la respuesta es no. No pude hacerlo. Y no es que no lo haya querido, simplemente mi promedio no dio para más. Lo intenté, y no renuncie a ti del todo.

El día de el examen final me miraste y me dijiste "Nos vemos en febrero", y yo sólo esperaba que llegase el día de meter horario para elegirte a ti, pero no era tan fácil. Sé que conoces el sistema, pero por si cambio te diré que el mejor promedio elige primero, y tu grupo se llenó de cerebritos. Yo con mi promedio de 7.6 no te alcance, pero quizá era lo mejor, ¿O no?

No lo sé con certeza. Lo que si es que darás clase en unas horas, en el mismo salón que yo tomaré mi primera clase, y quizás nos toparemos, y lo sabrás.

Cuando comienza la clase lo único que puedo pensar es que no eres tú. No puedo evitarlo, tú presentación en nuestra primera clase fue tan magistral que no tiene comparación, y mientras ella se presenta, yo pienso en ti.

Llegaste al anfiteatro con un ligero retraso de 5 minutos, te colocaste en el centro y nos miraste, te dirigiste al pizarron y escribiste tu nombre, me apresuré a copiarlo como el resto, ante tu mirada burlona.

Recuerdo tus palabras "Soy David, Maestro en Ciencias y su profesor, todos los títulos son para apantallar paisanos" dijiste, y no pude evitar sentir cierto coraje, ya que yo quedé impresionada, y bajé la mirada para que no notarás mi gesto, y peor aún mi cara sonrojada. Y entonces pediste voluntarios, con un tono completamente diferente al que utilizaste al presentarte. Yo me escondí en seguida tras mi cuaderno, varios de tus alumnos, mis compañeros, alzaron la mano ansiosos de demostrar que eran dignos, pero yo no. Los bajaste de su nube de una manera cruel y te deteste por eso.

La maestra llama mi atención con una pregunta, pienso contestarla, es muy básica. Es sobre los planos anatómicos, el tema que vimos el primer día de clases, después de explicar la clasificación taxonómica. Desvío ese pensamiento al ver que alguien contesto, miró a la puerta soñando despierta, sería un gran momento para verte pasar, y entonces sabría si te importa o no.

Mis pensamientos vuelven a ti como atraídos por un imán. Pienso en los huesos de los que ahora habla la profesora, pero otro recuerdo viene. El día del examen de articulaciones, como nos miraste esperando que reprobáramos todos, pero ese día saqué mi único 10 en anatomía 1.

Miro a la puerta en un intento de contener mis emociones, me causa un gran dolor el querer verte y no poder hacerlo. Entonces te miró pasar, tú volteas en ese mismo instante y yo sonrío, tú me miras y haces ademan de sonreír, pero entonces ves a mi maestra, y lo entiendes.

Tú esbozo de sonrisa se convierte en una mueca, pasas hacía el departamento de morfología, yo quede helada. Entonces vuelves a pasar, como para percatarte de las cosas, y siento que debo salir y explicarme, pero no tendría ningún valor.

Me hundo más en mi asiento y una lágrima se escapa tan rápido que no sé como reaccionar, por suerte no hay nadie a mi lado, la seco antes de que alguien la noté.

No sé cómo explicar esto, sé que debí hacer más para estar contigo, pero tu segundo grupo salía a las 9 de la noche, y aunque no me hubiese importado tomarlo para verte, mis padres no me lo habrían permitido. Y no sé que decir para que sepas que lo intenté.

Hoy una de mis amigas tomará clase contigo, junto a otro puñado de chicas hormonales que se la viven suspirando por ti. Y no puedo hacer nada.

Querido David quiero que sepas que en verdad te quiero, y deseo que este tu primer día de anatomía 2 resulte exactamente como lo planeaste.

Con cariño, Yo.

Entre nosotros, todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora