Sábado, 8 de marzo.
Me escaparía de madrugada ese día señalado, acabando en tu casa con una caja. Una caja llena de recuerdos, pensamientos, sentimientos y olvidos, una caja llena de todas las sensaciones que hayas sido capaz de producirme, una caja con tu olor, con tus besos, tus abrazos y tus manos frías. Una caja con nuestras costumbres y manías, una caja con nuestras caricias.
Esperaría a que la abrieses e hicieras un repaso por todo su contenido, dudo que hasta la persona más fuerte, no se ablande con todos esos momentos vividos.
Me gustaría ver que cara pones al revivir todo eso de nuevo ante tus ojos, ¿De verdad eres una persona tan fría, de verdad me has olvidado o es que nunca te importé?
No lo se, quizás tenga que esperar para saberlo, o quizás nunca lo sepa.
Pero de algo si estoy segura, si fuese capaz de meter todo eso en una caja, hubiese ido esta mañana a darte los buenos días a la cama con ella como regalo.
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Diario adolescente
PoesíaPequeñas poesías en las que acabarás confundiendo sus besos con tus versos.
