AMANTES A LA DISTANCIA.

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Él había tenido un día agotador, se recostó sobre su cama con la camisa desabrochada, cerrando los ojos, poniendo la mente en blanco con el deseo de descansar por fin.

Sonó el timbre rompiendo así su momento relajación y acudió a la puerta, preguntándose quién podría ser.. al abrir la puerta se encontró con dos hermosos faros como ojos sobre un terso rostro blanco.

- *¡Elijohns!* exclamó su nombre sorprendido al verla, pues no esperaba su visita.
-Hola, *Lafarc,* dijo ella algo nerviosa luego de un momento haberse quedado muda al ver la camisa abierta y su abdomen marcado-- mmmm, pasaba por la ciudad y necesitaba verte.

-Entra --la dejó pasar.

Ahí estaban ambos con una copa de vino, ella sentada en una pequeña silla y el recostado en la barra de la cocina, mirándose como queriendo decir muchas cosas con la mirada.

-Hace mucho no sé nada de ti, te ves... ¡hermosa! --le dijo mientras tomaba sus manos.

-Te he extrañado cada día, cada noche... --lo miraba con un brillo especial en la mirada, como conteniendo muchas lágrimas.

Él agarró fuertemente sus manos y levantándola se acercó a sus labios para besarla suavemente, ese gesto fué correspondido con los ojos cerrados y con sus brazos rodeando el cuello de su amado.

Ella se levantó y comenzó a empujarlo suavemente fuera de la cocina. Él, cómplice, ponía de su parte para dirigir ambos cuerpos hacia la habitación.

No habían hablado mucho, sabian que habría tiempo para eso después.

Entrando a la habitación, él apago la luz, la tomo de la mano y la acerco a él, dándole un tierno beso el cual fue transformándose en un apasionado beso, uno por el que habían esperado mucho tiempo para darlo.

Caricias iban y venían, metió la mano bajo su blusa acariciando su espalda baja. Fué subiendo y bajando su mano, desprendiendo de su cuerpo aquello que impedía ver su piel, Beso tras beso, quedaron en la cama, él le tocaba el rostro como si quisiera comprobar que no era un sueño, con sus dedos delineaba cada parte del rostro de aquella chica, bajaba por sus labios, su cuello y llego a su corazón.

Volvieron los besos acompañados de caricias, las prendas esparcidas estaban por toda la habitación, él tocaba cada parte de su cuerpo, explorando todo lo que le pertenecía desde tiempo atrás, las partes que jamás había tocado pero que llevaban su nombre sin saberlo, sin dejar de besarla, ella se posa sobre él y él mirándolo fijamente con una sonrisa pervertida y juguetona.

Él pone su índice sobre su labio y lo baja rozando la piel de entre sus pechos, su ombligo, su vientre hasta llegará a pasarlo sobre su lunar lujurioso, al darse cuenta de lo caliente y húmeda que estaba la excitación en él creció, comenzó a jugar dando círculos con el mismo sitio.

La temperatura de sus cuerpos aumentaba cada vez más, entre jadeos, quejidos, él se separó, abrió sus piernas dejando al descubierto su intimidad... La penetró suavemente y se detuvo para acercarse a sus labios y besarla.

Comenzó moviéndose lentamente, entre suspiros que se escapan sin querer, con una mano en su cadera y la otra en su cabello... Haciendo el Amor por primera vez...
Sin dejar de besarla y tocarla, con cada movimiento la llevaba al cielo y al infierno.

Ella se inclinó sobre él, él puso su mano sobre su pecho y ella acercó los labios a los suyos, sin besarse ya que no podía contener esos gemidos tan hermosos, tan delicados, tan excitantes...
Estando sobre el, ella aumenta la fuerza de sus movimientos, así como la de sus gemidos, arquea su cuerpo hacia atrás y meneándose de lado a lado lo estaba llevando al paraíso del placer, él agarra sus senos, mirando excitado su vientre, la textura suave del cuerpo que tenia sobre el, haciendo movimientos que a el lo llevaron inmediatamente a sentir una incontrolable sensación que nunca había sentido haciéndole terminar dentro de ella, iniciando así un sinfín de noches de lujuria, amor y pasión.

Autor: Siham Jousef.

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