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CAPÍTULO 5 ◖el más grande orgullo
La cena transcurrió con normalidad por parte de todos y cada uno de los presentes, a excepción de Nefertari que actuaba neutral a las conversaciones que mantenían aquellas personas que debía de llamar familia. De un momento a otro, la joven que se encontraba aburrida, dejó de mirar su planto lleno de crema de verdura, y prestó atención a la conversación. No le fue de agrado, ni mucho menos, escuchar como adulaban al señor tenebroso, el que no debe de ser nombrado.
Nefertari no veía la lógica en ello, como aquel hombre: Lord Voldemort, tenía planes, cuyos planes eran desatar una guerra contra los muggles y contra aquellos que se interpusieran ente la dicha de su acensó al poder.
—El comienzo de esa misión sería erradicar algunas familias de muggles —empezó a explicar el señor Black—, luego, por los magos de padres muggles, sangre sucias...
La joven, negó con la cabeza y rió.
—¿Que es lo que te hace tanta gracia, hija mía? —inquirió seriamente su madre, quién la fulminaba con la mirada ante aquella burla.
—Solo pienso que esa misión —añadió énfasis en su última palabra—, es absurda teniendo en cuenta que todavía existen brujas y magos mucho más poderosos que nuestro señor tenebroso, como muchos alagan —la bruja sonrió, sabía que decir esas palabras era peligroso, pero correría el riesgo nuevamente—, por ejemplo, a Albus Dumbledore, he oído decir que es la persona que más...
—¡Basta! —Katrina golpeó fuertemente la mesa a la misma vez que se levantaba de su asiento—. Cállate de una vez.
Enfada y molesta, se levantó de la silla.
—No te he dicho que te levantes —siseó la mujer—, siéntate ahora mismo.
Nefertari la miró con desprecio, quería marcharse de ahí, pero se contuvo y se sentó nuevamente bajo las atentas miradas de los presentes.
El silencio gobernó en la mesa, hasta que Katrina con una sonrisa, rompió. Desde ese momento en la mesa, comenzaron hablar de cosas triviales, mientras Nefertari se mantenía absorta en sus pensamientos, rebobinando todo lo que había ocurrido.
—Sabes, te he subestimado demasiado —la voz de Regulus causó que la bruja volviera a la realidad—. Hasta podrías llegar a ser una buena mortífaga.
La chica frunció el ceño.
—¿Pero tú has comprendido de lo que realmente he querido decir? —inquirió arrugando la nariz—. ¿Una mortifaga? —negó con la cabeza—. No gracias, la esclavitud no entra en mis planes.
—¿Llamas esclavitud servir a nuestro señor? —Regulus chasqueó su lengua contra el paladar—. Tú no sabes absolutamente nada de la mitad de la que te imaginas —sonrió irónicamente—. Lord Voldemort es poderoso y si le interesa...
