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CAPÍTULO 20 ◖dolor oculto
La cena de bienvenida había transcurrido con una lentitud que a Nefertari le pareció bastante aburrida. De vez en cuando no podía detener sus propios párpados, pues estos se cerraban por lo cansada que se encontraba, tuvo un poco de suerte de que a los hermanos Walker, les había picado un extraño bicho dado que no pararon de hablar de lo divertidas que fueron sus vacaciones en Italia, manteniéndola despierta.
Ella solamente se limitó a decirles que no había viajado a Alemania como el resto de su familia lo hizo, que pasó toda sus vacaciones en la mansión sin nada de diversión aparente alguna. Obviamente descartando la idea de explicarles lo que le había sucedido la noche anterior. Lo que sí les confesó -y que ambos hermanos no tenían ni la más mínima idea y conocimiento de las noticias- fue lo que su padre planeó, un matrimonio arreglado entre Regulus y ella, zanjando el tema de conversación espetando que aquello no iba a suceder, al descubrir que su padre no había sido el responsable, sino su madre con mentiras de por medio.
Simone en un principio pensó una posibilidad de que aquello era lo que la estaba atormentado al principio, pero supo, al final de la cena, que ese problema no era realmente su malestar. No obstante, con todo lo que ella tenía encima: mentiras y maltratos, no pudo evitar sentirse una mala amiga.
Pero Nefertari, no pensaba de esa manera, al contrario, y deseo decírselo ahora mismo, sin embargo, ese deseo no fue cumplido puesto a que la interrumpieron agarrándola del brazo, sacándola del barullo de estudiantes que se dirigían a la sala común de sus respectivas casas.
En cuanto se dio cuenta de que se trataba de Regulus, suspiró.
—¿Qué haces? —inquirió, pero recordó la conversación pendiente—. Sería mejor que lo que tengamos que decirnos lo dejáramos para mañana.
Sus palabras no detuvieron su agarre ni su caminar, hasta que llegaron al baño del segundo piso, por lo que la bruja, cansada, se liberó de su presión de malas maneras.
—Aquí no es un buen sitio —no lo miró, pues su mirada estaba puesta en unos de los cubículos.
—¿Lo dices por Myrtle? —el slytherin se encogió de hombros, para luego acercarse más a ella y sonreír con malicia—. Si lo que te preocupa es que oiga demás, podemos hacer otra cosa en vez de hablar, como por ejemplo...
Regulus calló, terminado por cortar las distancias, mientras que Nefertari lo miró con una ceja enarcada, y sorprendida por su cercanía, no pudo detener los nervios que la invadieron. Se mantuvo quieta, hasta que se dio cuenta de que el slytherin se estaba aproximando cada vez más a sus labios y se alejó.
