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CAPÍTULO 7 ◖el gran desazón
A la mañana siguiente se levantó más antes que algunas de sus compañeras de Hufflepuff, hizo sus necesidades, se colocó su uniforme para finalmente coger su varita y guardársela en el forro interior de su polera significativa de su casa.
Solía ser una costumbre que pasara las yemas de sus dedos por el escudo bordado, ella nunca se había molestado haber quedado en la casa amarilla, sino que al contrario, en Hufflepuff había conocido a buenas personas, personas fieles en la que no dudaría pensar en que si hubiera quedado en Slytherin, todo habría sido totalmente distinto, sabía que esos pensamientos eran una traición para su propia familia, pero nunca, nunca se arrepentiría pensar que el sombrero seleccionador la había seleccionado en aquella casa por alguna razón.
Lanzó un suspiro por sus labios, y se dispuso salir de los dormitorios, el espacioso pasillo que conducía hasta la sala común estaba hecho de ladrillos de color canario, un limpio color canario dado que la humedad no solía penetraba las dichas paredes. La sala común de Hufflepuff, podía ser la más cálida de todas en invierno, pero cuando la primavera llegaba, se convertía lamentablemente en un caldero hirviendo.
En cuanto la chica llegó, se encontró de frente a Elisabeth Doyle.
—Te estaba buscando.
Elisabeth era alta y de tez blanca, sus ojos eran azules como el océano, su rizos dorados caían en cascada por sus hombros. Solía ser una chica reservada, no era costumbre verla conversar con algún grupo de alumnos, y cuando lo hacía, debería de requerir importancia.
—¿Para qué? —la castaña se aproximó a ella.
—Andrew está en la enfermería y quiere verte —dicho aquello, Elisabeth comenzó a caminar en dirección a las habitaciones, pero Nefertari se lo impidió.
—Espera, ¿qué es lo qué le ha ocurrido? —su voz sonó confusa y preocupada, no entendía como había acabado Andrew en la enfermería si ella misma a noche le acompañó hasta la sala común y se encontraba bien.
La rubia le miró seriamente con los brazos cruzados.
—Esta mañana se quejaba demasiado de su hombro —le dijo—. Me pidió que le ayudara y lo acompañé hasta la enfermería.
Nefertari asintió con la cabeza, se volteó y se dirigió rápidamente hacia la salida de la sala común, salió de las cocinas de Hogwarts, y continuó su caminata hasta la enfermería.
En el momento en que entró, se encontró a Andrew sentado en una camilla, este se mantenía de espalda estableciendo una conversación con la enfermera y cuando esta se dio cuenta de su presencia, sonrió causando que el chico se girara rápidamente y la mirara.
