Capítulo 12.

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CAPÍTULO 12.

Los días pasaban, nada era especial, yo seguía estudiando, y haciendo mi vida normal, pero sin las ganas de vivir con las que pasaba el día cuándo Joseph estaba. Me empecé a dar cuenta que los días pasaban muy rápido cuándo, no tuve más noticias de Joseph. Sí, aunque parezca extraño, ya hacía casi un mes que se había ido, y no había recibido ni un sólo mensaje suyo. Todo era muy extraño, yo cada día estaba peor, lo necesitaba.. y no entendía porque no me había dicho nada.

Pasaban y pasaban los días cada día mas lento, sin ninguna novedad hasta que pasaron los 4 famosos meses que tanto deseaba que llegara ese día.. Le mandé un mensaje a Joseph:

"Mi amor, por fin llegó el día. Te esperaré con ansia en el aeropuerto, te amo con toda mi alma.

Caroline."

Tampoco recibí respuesta. Aún así me dispuse a desayunar, y a salir pitando de casa para estar lo antes posible en el aeropuerto. Cogí el autobús, que me dejaba justo en frente de la puerta principal.

A los 20 minutos, llegué, con muchísimas ganas y muchas ansias entré a mirar las llegadas, y la hora, mientras una voz por el altavoz decía:

Voz: - Próximas llegadas, París, Túnez, Madrid, China, Chicago, Berlin, Argentina y Brasil por la puerta de salida 225.

Uf, dijo Berlín. Ahí venía Joseph, qué nervios qué intensísimas ganas de verlo, abrazarlo, besarlo.. Infinitas.

Me dispuse a mirar la pantallita electrónica dónde decía la hora, quedaban pocos minutos para que llegara el avión. No podía esperar más, así que me tomé un café en una paradita que había en la sala de espera. No había pasado buena noche, lo necesitaba.

Se acercaba la hora de que llegara, me comían los nervios mientras escuchaba música en mi teléfono, la misma música que me recuerda tanto a Joseph. Estos 4 meses, sólo me he encargado de eso, de hacer lo contrario a lo que él me dijo, no me distraje, simplemente hacía las cosas que me recordaban a él, y muchos días acababa muy mal, llorando en mi cama, desesperada, débil, frágil... Esperaba este día cómo ninguno en mi vida.

Llegó la hora del vuelo, corrí a la puerta 225, gente salía por la puerta de llegadas, del vuelo de Berlin, y yo parada frente a la barrera que impedía pasar a la puerta.

Mis ojos brillaban y mi sonrisa se iluminaba de nuevo después de 4 largos y crueles meses. 

Llegaba muchísima gente.. pero no veía ni a Joseph ni a Nadia... Fué extraño, muy extraño.

Seguí esperando, hasta que ya no salía nadie más y le pregunté a un chico que había a un lado:

Caroline: - Perdone, ya ha salido toda la gente del vuelo de Berlin?

Chico: - Sí señorita, ya no queda nadie, se están cerrando las puertas de llegadas.

Genial.. y Joseph no apareció...no sabía que hacer, así que seguí esperando a los próximos vuelos que ví que llegaban de Berlin, a ver si llegaba en alguno, pero nada, sin éxito.

Ahora sí que estaba perdida, las lágrimas volvieron a mis ojos enamorados, y me derrumbé en medio del largo pasillo principal del aeropuerto:

Chico: - Perdona, estás bien? (dijo una voz que escuchaba a lo lejos viéndome tirada en el suelo)

Caroline: - Sí sí, gracias. (dije secándome las lágrimas y levantándome)

Chico: - No tienes pinta de estar bien, nadie llora porqué sí.

En serio tenía que explicarlo? Si ni yo sabia qué pasaba..

Caroline: - No te preocupes, sólo es que no llegó mi novio en el vuelo que creí que llegaría, gracias por las molestias.

Chico: - No son molestias chica, una mujer no debe llorar por nada, y si yo la veo, menos aún, quieres un café y hablamos? Te vendrá bien.

Caroline: - Bueno vale, gracias.

Chico: - Nada, soy Gustave un placer conocerte.

Caroline: - Yo Caroline, igualmente.

No sé porque acepté la invitación de el chico, pero quizás estaba muy ida, y necesitaba con quien hablar, llegamos a la paradita dónde anteriormente ya me había tomado un café, y nos sentamos en una de las mesas que daba al pasillo principal dónde me habia tirado a llorar.

Yo no lo sabia, pero ese chico, se iba a hacer alguien imprescindible en mi vida... Y mucho.

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Mi dulce e infinita adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora