Pelea

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Aclaración: Detroit: Become Human no me pertenece.

Pelea.

-Connor- esperó alguna respuesta, pero ésta no llegó.

-Connor, por la mierda ¡di algo! - dijo ahora exaltado mientras se situaba frente al androide.

-Usted teniente...- lo miraba como si le estuviera reprochando algo -Nada- y siguió "mirando" el televisor.

No entendía que mierda pasaba.

Aquella tarde como cualquier otra había llegado a su casa, pero Connor se encontraba callado –algo bastante raro del chico-, le había puesto la comida en la mesa, pero en vez de quedarse a conversar, se fue a sentar en el sillón y fingió ver la televisión. No quería darle mucha importancia, tal vez no tenía ganas de conversar. Sin embargo, pasó una hora sin que éste le dirigiera la voz, hacía como que él no estaba allí. Cómo si estuviera molesto.

Y él solamente le había preguntado cómo le había ido en su primer día de trabajo.

-Joder Connor ¿sucede algo? - se posó frente a su amigo, y éste volvió a posar su mirada en él pero ahora tenía el ceño fruncido ¡qué mierda! ¿estaba enojado?

Connor seguía en silencio.

-¡Jesús! Si no me dices nada no lo entenderé, no soy maldito telépata ni un puto mago para leer tu jodida cabeza robot- dijo exasperado -¿Hice algo?- preguntó, pero no se habían visto en todo el día para que él hubiese hecho algo que haya molestado a su amigo. Era peor que una mujer.

Connor al parecer se quedó pensando una respuesta. ¡Bien! Finalmente acabaría esto.

-N-no- dijo titubeando aún en un semblante serio -No ha hecho nada malo, teniente- y volvió a desviar su vista hacia el televisor.

Mierda.

Por la puta mierda.

Se sentó con malhumor en el sillón junto a Connor. Éste lo seguía ignorando mientras estaba viendo una novela de esas melodramáticas, que seguro ni le prestaba una jodida atención. Miró a su compañero con los ojos entrecerrados, como si así lograra obtener alguna información de este extraño comportamiento.

Permaneció unos diez minutos siguiéndole el juego de la muralla de hielo. No sabía si era el hecho de que parte de su compañero estaba maquinizado, pero de verdad lograba -y sin inmutarse- hacer como si él realmente no estuviera sentado a su lado.

Realmente se le hacía extraño no tener una tarde de pláticas con su amigo, hace varios meses ya se había vuelto parte de su rutina. No conversar cualquier tema imbécil con el chico producía un vacío en su día, además que le molestaba ese nuevo comportamiento adquirido por éste.

Tenía que seguir insistiendo.

-Connor- intentó nuevamente, pero sin mirarlo. Hank tenía sus dientes apretados, le fastidiaba esta situación.

No obstante, Connor seguía ignorándolo.

Mierda, Hank estaba viejo para estas cosas.

Enfadado se paró y se situó nuevamente frente al androide, sujetándolo de los hombros para así obligarlo a que lo mirara a él y no al televisor.

Connor lo observó, quitó tranquilamente sus manos de los hombros para pararse y quedar frente a frente.

Quedaron mirándose uno al otro por un rato.

-Teniente, usted no se alimenta correctamente a la hora del almuerzo- decidió decir finalmente, aún con el ceño fruncido.

Ahora era Hank quien se quedó mirándolo fijamente.

Connor, el divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora