Jamás ibas a mi departamento, Victor... Así que esa tarde cuando abrí la puerta y te vi frente a mí, con tus bellos ojos celestes carentes de brillo, supe que algo estaba por ocurrir.Y no me equivocaba.
Fuimos a mi habitación e intenté distraerte con cualquier cosa, como el pequeñísimo viaje -o escapada- que haríamos por nuestro primer aniversario pero tú lucías tan ausente viendo por la ventana.
Viendo los copos de nieve caer, adornando la calle una fina capa de hielo.
Temeroso me acerqué hasta donde estabas y recargué mi frente contra tus omoplatos, porque siempre me gustó hacer ello pues embriagaba cada parte de mi cuerpo con tranquilidad... No obstante, ese frío día no ocurrió.
—¿Qué ocurre? —susurré. Una parte oscura de mi aún se arrepiente por haber dicho esas palabras.
¿Estaríamos juntos aún si no las hubiese pronunciado?
Permaneciste en un gélido silencio por unos momentos, momentos que fueron eternos para mí... Finalmente me encaraste y no fue necesario que hablaras, pues con tu expresión fue más que suficiente para que me enterase de todo... Pero quería escucharte, Victor.
Quería que estuviese equivocado.
—Ya no puedo seguir con esto... Ya no podemos. —tu voz sonó quebrada, tan frágil...
No tuve oportunidad de hablar pues continuaste mientras me mirabas fijamente a los ojos.
—Te amo, Yuri —dijiste, y yo sabía que no mentías. —Jamás alguien había provocado que mi corazón latiese de la forma en la que tú lo haces, cuando te veo Yuri puedo olvidar, silenciar todas las duras palabras que he recibido. Olvido la voz de mi hermano gritándome con desprecio lo sucio que era por haber besado a un chico a los quince años. Olvido la mirada de desprecio de uno mis antiguos amigos al decirles que me sentía atraído hacia un compañero. Olvido todo porque eres un rayo de esperanza en mi vida... —colocaste tu diestra sobre mi mejilla y acariciaste con tu pulgar mi piel. —Y tú no mereces que seas opacado por esa mierda, mereces que la gente te mire y admire lo valioso que eres. No mereces ser oculto, cariño.
Para ese momento, mis mejillas se encontraban húmedas.
Al igual que las tuyas.
Tú jamás serías alguien sucio, Victor, porque eres sido la persona más brillante que he tenido el placer de conocer.
—Mereces alguien que te ame con plenitud, con libertad y no alguien que te pida que lo veas por las noches porque su prometida por fin lo deja ir hasta que el cielo se oscurece... Y por eso tengo que dejarte ir, no puedo seguir causándote más daño, no a ti.
¿Y tú, Victor? ¿Seguirás causándote daño?
Fue entonces que sollozaste, cuando yo lo hice, cuando nos abrazamos el uno al otro sin poder detener las lágrimas dolorosas que caían.
—Victor... —murmuré tembloroso. ¿Cómo podía dejarte ir yo también? ¿Lograré hacerlo algún día?
—Quizá el tiempo no estaba a nuestro favor. —respondiste contra mi oscuro cabello.
Mis manos se aferraron fuertemente a tu espalda cubierta por tu suéter beige, deseando que detuvieras tus palabras, que dejaras ese pensamiento, que te quedaras conmigo.
Podía permanecer entre tus brazos horas y horas y para mí sería tan sólo un bello segundo.
—Vamos a amarnos en primavera. —hablaste con tanta ternura y seguridad que te creí...
Así que viéndote a tus llorosos orbes azulados, asentí con la cabeza para posteriormente acariciar tus suaves mejillas con delicadeza.
—En primavera, lo haremos en primera.
Tus labios salados y húmedos por las lágrimas acariciaron los míos como si temieras que me rompiese entre tus brazos. Y respondí de la misma forma, disfrutando la suavidad de tus besos por última vez hasta la llegada del florecimiento de los cerezos, disfrutando la tibieza de tu cuerpo al lado del mío.
Quizá ambos estábamos esperando no romper algo más en la gélida habitación porque sabíamos a la perfección que en esas cuatro paredes nuestros corazones habían sido destruidos por terceros.
Acariciabas mi cuello con tu fina nariz cuando te hice saber que eras la estrella que me guiaba cuando iba en altamar.
Acariciaba tu espalda desnuda cuando susurraste que me amabas más de lo que podías asimilar.
Acariciabas mis muslos cuando te prometí esperar hasta primavera.
Acariciaba tus brazos cuando abandonaste tu anillo de compromiso en mi buró para besarme con vehemencia, prometiéndome con ello la llegada de la primavera.
Sin embargo, ahora, meses después me pregunto si realmente llegará o si el invierno será eterno.
¿Llegará la primavera o vivirán en un frío invierno?
La canción de multimedia me ayudó a escribir así que se las dejo jeje. (de cualquier modo la canción original está en la playlist que hice para este fic so...)
Y finalmente sus preguntas están siendo resueltas, al menos poco a poco (? ahre.
Long live! <3
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But I still want you [Victuri]
Fanfiction«Pero nosotros sabemos que tenemos un amor sin esperanza.» Hay dos que cosas Yuri Katsuki tiene muy claras sobre Victor Nikiforov: el ruso tiene miedo (miedo que él mismo ha llegado a sentir) y dos, el amor que sienten el uno por otro es un amor s...