#18

310 60 7
                                    

Estás sentado en mi sofá, recargando los codos sobre tus rodillas evitando cualquier contacto visual conmigo; de vez en cuando logras mirarme para después soltar un profundo suspiro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estás sentado en mi sofá, recargando los codos sobre tus rodillas evitando cualquier contacto visual conmigo; de vez en cuando logras mirarme para después soltar un profundo suspiro.

Y no dices ni una palabra.

Y yo tampoco.

Para ser sincero, no tengo ni la más mínima idea de por qué he abierto la puerta, dejándote entrar. Incluso, por un segundo al menos, pensé en la posibilidad de no abrir, fingir que no estabas a fuera con la lluvia mojándote.

Fui débil, quizás.

Porque quería verte. Quería ver tus bellos ojos celestes con tu tersa piel blanquecina... No obstante, esas características se han perdido. Tus orbes perdieron el brillo que solían tener, tus mejillas están un tanto sumidas resaltando de forma no sana tus pómulos altos.

—¿Por qué viniste, Victor? —creo que mi tono fue un tanto brusco pues tu mirada finalmente conecta con la mía. Tu sombrío cambia a uno sorprendido.

—No lo sé. —admites.

—Dijiste que no deberíamos vernos, yo lo he cumplido. —tú y yo sabemos que no es verdad... Sin embargo espero que no lo mencionemos. Que finjamos que nada ocurrió, como nuestra relación.

Volvemos a quedarnos en silencio, lo único que se puede escuchar es el fuerte sonido del relámpago que resuena en el oscuro cielo.

—¿Por qué fuiste a verme? —preguntas de vuelta, conectando fijamente tu celeste mirada con la mía por primera desde que cruzaste por la puerta.

—No lo sé. —respondo de igual forma a la par que juego una y otra vez con mis dedos. —Sólo quería hacerlo. 

Asientes con la cabeza de forma lenta, quizá pensando en mis palabras o quizá pensando en los problemas que tendrás por pisar mi apartamento.

—¿Por qué? —tu voz baja al igual que tus hombros tensos.

Pienso en un sinfín de respuestas a ello, todas las posibles formas de evitar decir la verdad, pero ese siempre fue nuestro primer problema, ¿cierto, cariño? No ser sinceros.

—Porque te extraño demasiado, Victor. Porque tu ausencia sólo está extendiendo mis días de invierno. Porque aún te quiero, aún te amo...—hago ademán de levantarme para acercarme a ti, no obstante, me quedo en mi lugar, luchando con las inmensas ganas de abrazarte. —Quería invitarte a ver florecer los cerezos conmigo... A vivir los días de primavera juntos e intentar que estos vencieran hasta la más gélida estación.

Los silencios siempre fueron parte de nuestra relación. A veces estaban ahí cuando intentábamos dejar de discutir. A veces cuando acariciabas mi espalda desnuda después de hacer el amor. A veces simplemente cuando nos recostábamos en el sofá a ver una estupidez por televisión... Y, como si estuviésemos reviviendo esos días, nos quedamos en silencio.

—Yuri... —surras con voz quebrada con un destello de arrepentimiento.

¿Te estás preguntando si fue buena día venir?

Entonces te miro Victor, te observo y trato de encontrar al hombre atrevido pero cauteloso del que me enamoré, al hombre que me besaba en el auto afuera de la casa de sus padres, al hombre que me tomaba de la mano en algún bar concurrido, al hombre que se acurrucaba conmigo en días lluviosos, al hombre que me hizo el amor alguna vez en una reunión de Navidad con la casa de sus padres.

Al hombre que amo.

Pero no lo veo.

—No tienes que decir nada, Victor. Buscaré mis propios días de primavera... Sin ti. 

But I still want you [Victuri]Where stories live. Discover now