Veía venir el fin de mi matrimonio desde el momento en el que dije sí.
Pero el cierre definitivo fue cuando esa pelea llegó.
Recuerdo que hubo lágrimas por parte de ambos o la forma en la que ella caminaba por la sala, como si deseara salir de un laberinto. En esos momentos, en mi cabeza, sólo se repetían un sinfín de disculpas.
La había jodido... Y no sólo con mi vida, también con la suya.
—Victor —dijo después de un rato agonizante y filoso silencio, sentándose con lentitud en el sofá gris. Puso sus manos en sus rodillas antes de mirarme con sus ojos apagados—. ¿Me amas?
Y no pude mentirle, no más.
—No.
Ese día llovía muy fuerte, era la primera gran tormenta del año, sin embargo, yo podía sentir un rayo de sol en mi interior.
El apartamento se tornó frío por unos días; habíamos compartido tiempo juntos, aunque jamás pude ofrecerle lo que ella merecía.
Espero que algún día pueda perdonarme.
—Ojalá puedas estar con la persona que amas. —fue lo último que me dijo antes de que saliera ese lugar con mis maletas y con un accesorio menos en mi anular.
A partir de ese día, comencé a buscar una primavera para mi, Yuuri. ¿Quién dijo que no podías tener una en solitario?
Encontré nuevas pasiones, me deshice de viejos hábitos, hallé lugares, estaciones y climas que jamás supe apreciar. Pasé por otoños secos, por veranos calurosos, por inviernos gélidos, por primaveras bellísimas.
Sin embargo, no quise ir a uno de nuestros lugares. La cafetería. ¿Cómo sería volver ahí sin ti? Han pasado meses desde que te vi, aunque -siendo sinceros- no dejé de pensarte, ni amarte.
Un día, simplemente desperté con la necesidad de ir. Algo en mi interior me suplicaba que fuera, que disfrutara y viera las cosas como nunca lo hice. Así que, tras mi caminata de rutina, fui a la cafetería... Y todo se sintió tan bien, tan correcto. Fue como si regresara a casa.
Por mucho tiempo, Yuuri, pensé que nuestro amor era un amor sin hogar... Pero me equivocaba. El hogar de nuestro amor siempre fuimos nosotros y sólo nosotros.
Éramos nuestro propio refugio, nuestra propia protección.
Justo cuando salía del lugar, con un peso menos en mi interior, te vi y, ¡maldita sea! La primavera jamás se sintió tan bien.
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But I still want you [Victuri]
Fanfiction«Pero nosotros sabemos que tenemos un amor sin esperanza.» Hay dos que cosas Yuri Katsuki tiene muy claras sobre Victor Nikiforov: el ruso tiene miedo (miedo que él mismo ha llegado a sentir) y dos, el amor que sienten el uno por otro es un amor s...