naughty|m.yg

네

j.hy

El agua de la regadera corría a conciencia, Hara estaba en la ducha, así que para poner el plan en marcha tenía más de 20 minutos.
Me escabullí a gatas sobre la alfombra  de un rosa chillante y tomé el móvil en la mesita de noche. Di un toque sobre la agenda de contactos y busqué a Yoongi como Yoongi, pero no lo encontré; me dí una bofetada mental y escribí: «Min Yoongi, Compañero de clase»
Eso era típico de mi hermana. Una pequeña foto y adiós. 

Cuando lo tuve en mi móvil, no me lo pensé mucho, ninguno de los dos tenía el número del otro, y me preocupaba que no estuviera bien, realmente parecía asustado en la piscina y había sido mi idea, así que me sentía como si le debiera más que una disculpa.
Esperé tres tonos para poder escucharle.

—¿Sí?

—¿Yoongi?

—¿Quién habla?

—Uh, soy Hyeong. Sólo quería saber si habías llegado a salvo a casa, ya sabes, no quiero que pienses que de verdad quería matarte...

Le escuché sonreír a través de la bocina y la piel se me achino, el sonido era realmente atractivo.

—Para tu desgracia sigo vivo...¿qué me dices tú?, ¿Hara no te descubrió trepando en algún lugar?

—Estaba en el quinto sueño para cuando llegué.

—Es un alivio que yo no sea un maldito boca suelta...¿no?—volvió a reír.

—¿Me vas a chantajear así?

—Por supuesto que sí. Quiero comer brochetas de carne desde hace una semana, pero no saben bien si estoy solo y si las pago yo.

—¿Qué tal sobre las 2:30?—. Era lo menos que podía hacer por él.

—¿Kim no se molestará si salimos?...y no me vengas con esa mierda de que no te importa.

—¿Vamos a vernos para follar o besuquearnos?

—Pues no. A menos que lo tengas en mente, porque de ser así, pues...

—Si te sigues insinuando así, me lo voy a creer—le escuché rechistar le lengua divertido—. Te veo 2:30.

Me tumbé sobre el colchón y revisé mi bandeja de mensajes, los textos de Taehyung se desbordaban dentro del buzón.

—¿Hyeong?—Hara golpeó la puerta con demasiada calma para que no supiera de que se trataba—... Taehyung está aquí.

El castaño abrió la puerta con la mitad de la vida apagada, llevaba barba de dos días y unas pequeñas bolsas grises debajo de los ojos. Me estudió con la mirada y se resguardó detrás de Hara, como si tuviera miedo de estar ahí. El corazón se me aceleró frenéticamente, esto era grave, porque él jamás iba a buscarme cuando peleábamos, siempre era yo, todo el tiempo era yo.

—Me voy a la escuela, por favor, Taehyung, no dejes que llegue tarde de nuevo—él asintió apretando los labios sin dejar de mirarme y no habló hasta que escuchó la puerta de la entrada.

—No has respondido el móvil, te he llamado más de 66 veces, Hyeong. Joder, al menos ten la puta decencia de decirme que no estás muerta, he tenido que llamar a Hara y pedir algo de compasión, estás siendo demasiado mala conmigo...y me duele.

—Pues bienvenido al club de los que sufrimos por un hijo de puta.

—Dije que lo lamento, me he puesto celoso, ¿sí?, ¿qué ha sido esa mierda de que Min no tiene malos genes?, ¡yo soy tú...—se quedó en silencio cuando cayó en cuenta de que no éramos nada más que amigos.

—Olvídate ya.

—Entonces ven a darme un beso...—apretó los labios en un puchero.

—Cuando digo que te olvides, también me refiero a que lo hagas conmigo. Me cansé, ya me pisoteaste demasiado, déjame levantarme al menos, ten una puta pizca de compasión tú.

—¿Podrías dejar de comportarte como una niña?, joder, Hyeong ya tienes 19 años.

—Y soy demasiado joven para estar sufriendo por un idiota como tú—sonreí socarrona—. Dije que te olvides, no me hagas perder la paciencia, que ya me conoces.

—¡No quiero olvidarme!, ¡te quiero!

—¿Cómo puedes decirme que me quieres cuando me tratas peor que la mierda?, ¿te lo has pensado bien?...

—Hyeong, por favor.

—Por favor, tú—traté de tomar aire porque el nudo en la garganta me estaba asfixiando.

—Podemos arreglarlo, puedo mejorar, si me dejas intentarlo yo...haré lo que quieras—me tomó del rostro y me miró como yo lo miraba todo el tiempo, pero se sintió como una yaga más dentro de mi corazón, no estaba bien.

—A veces se me va la mano, sé que no soy una buena chica. Pero siempre te he querido sinceramente, lamento si alguna vez te herí. Juro que jamás había sido esa mi intención.

—Por favor—soltó las lágrimas sin que me lo esperara y el corazón se me hizo chiquito—, deja de sonar como si estuvieras...despidiéndote.

—Envíame un texto cuando estés en casa, y no bebas demasiado que mañana tienes escuela.

Él no se quedó ahí, no era bueno vernos llorar entre nosotros. Seríamos torpes para reponernos el uno del otro.
Me preguntaba si así era como se había sentido papá cuando mamá le pidió el divorcio, la única diferencia fue que él se aferró hasta que ella lo dejó después de haberse muerto. Yo no quería eso, vivir aferrada a un cabrón que me quería sólo como un cabrón.
La ducha me sirvió para llorar sin sentirme tan patética.

Para cuando miré el reloj, las clases habían comenzado. Me quedaría ahí hasta que se me pasara toda la mierda del corazón roto, y tenía que ser antes de las 2:30 pm.
Tomé algunas horas de sueño reparador y salí al balcón para despejarme mientras miraba el móvil una y otra vez, Taehyung se había disculpado cientos de veces por texto, y había dejado miles de mensajes de voz diciendo que lo pensara. Pero, ¿qué tenía que pensar?
Sostuve el aparato con fuerza y estuve a punto de llamar a Yoongi para cancelar, me dolía el corazón, y necesitaba automedicarme con reposo absoluto y cigarrillos.

—Debiste de haber sido más que malvada.

Di un salto atrás cuando vi la cabellera oscura sobre la marquesina del balcón, trepando como si fuera un experto en ello. Se veía demasiado torpe tratando de no matarse, Yoongi era un tonto.

—Joder, me asustaste—refunfuñé entre dientes—, ¿de que mierda hablas?, pudiste haber usado la puerta.

—Déjame hacer algo a lo Hyeong, que estoy bien—sonrió mientras subía con cuidado—. Kim ha arrastrado a su hermano y a Namjoon al interior de su auto y ha estado llorando como un bebé desde que se terminaron las clases. Hara me ha dicho que ha ido a buscarte porque no atendías el móvil...así que sólo he tenido que embonar las piezas.

—Ah...

—Siéntate—me invitó a sentarme en mi propia alfombra y comenzó a sacar la comida que había dentro de su mochila.

Yoongi era un tonto muy lindo.